Hoy voy a compartir con vosotros uno de los retos que me inventé para prolongar la vida de mi Super Mario Kart.
Hace 25 años comprar un videojuego suponía un gasto importante. Solo se podía hacer en las grandes ocasiones (navidades, cumpleaños, finales de curso...). Es lo que tenía el cartucho, sobre todo en la época de la Super Nintendo y la Nintendo 64, que era cuando yo empecé a tener consciencia del valor del dinero. Luego es verdad que llegó el CD y el DVD, y se relajó un poco la cosa. En la época de la PS2 con la paga de dos semanas, ya tenía para un Platinum jejejej.
Entonces, cada videojuego debía ser exprimido al máximo para amortizar el gasto. Ya que nos había costado tanto esfuerzo ahorrar, teníamos que agotar todos los modos y posibilidades habidos y por haber de nuestros juegos. Y muchas veces, había que tirar de ingenio, imaginación y creatividad, e inventarse todo tipo de retos, pruebas y misiones dentro del propio juego, aprovechando objetos, circuitos y personajes de los modos oficiales.
Con el mismo compañero de clase con el que me picaba por jugar la fase del palacio amarillo en Super Mario World o intentábamos llenar de plátanos y conchas las arenas de batalla del Super Mario Kart, nos inventamos un pequeño juego para matar el rato y extraer todo el jugo posible del alocado juego de conducción de Nintendo.
Este reto estaba inspirado en uno de los programas de televisión míticos de nuestra infancia/juventud, que amenizaba las calurosas noches de verano. Se trata del Grand Prix del verano (presentado por Ramón García). Recuerdo con mucho cariño bajarme a casa mi abuela todos los viernes por la noche para ver el concurso. Las risas que nos pegábamos mi yaya y yo viendo las caídas y revolcones de los participantes. Nos pegábamos a la tele hasta la una y pico de la madrugada (único día de la semana en que mi abuela se acostaba tarde, para ver quién ganaba el programa).
Una de mis pruebas favoritas del Grand Prix inspiró mi reto del Mario Kart. El juego en cuestión era el de los bolos. Siempre aparecía en la recta final del programa (la penúltima prueba, antes de la parte cultural).
En este reto, un jugador con los ojos tapados tenía que lanzar una pelota gigante contra unos bolos gigantes, que en realidad eran personas del pueblo rival disfrazados. Debía derribar la mayor cantidad de bolos posibles en 2 minutos. El problema era que el lanzador no podía ver. Llevaba unas gafas que le tapaban la vista, así que se hacía muy difícil apuntar y tirar la bola en la dirección correcta.
Menos mal que había un famoso que le iba dando instrucciones y orientando para lanzar la pelota correctamente (derecha, izquierda, hacia delante, un poco más hacia atrás...lanza). Todavía recuerdo a alguna famosilla decir "pa'ca, pa'ca, ven pa'ca". Un poco improductivo utilizar adverbios como aquí o allá cuando no puedes ver jejjeje.
Entonces, a raíz de este juego del Grand Prix se me ocurrió un reto para el Super Mario Kart. No existe mejor combinación: mi programa de televisión favorito, con mi videojuego favorito. La mezcla no suena mal jejjejee
¿En qué consistía el famoso reto? Yo os lo explico. Hacen falta dos jugadores: uno se tapa los ojos, coge el mando de la Super Nintendo y recorre las 5 vueltas a un circuito del Mario Kart. El otro jugador, mantiene los ojos abiertos, y le va guiando: hacia delante, curva a la derecha, marcha atrás, te estás chocando con la pared...
El jugador que acabe el circuito en el menor tiempo posible, gana el reto. Sobra decir que la gracia de esta prueba consiste en ser honesto y tener los ojos cerrados todo el rato. Si no, el juego pierde la gracia.
Recuerdo que mi compañero era un pelín tramposillo jajajjaja. A él no le gustaba que le pusiera las manos en los ojos, ni siquiera un pañuelo. Por eso, casi siempre me ganaba jajajjaa. Alguna vez mi madre entraba en la habitación a llevar ropa o a hacer alguna cosilla y me acuerdo que le decía que abría un poquillo los ojillos. Yo, que no me daba cuenta de nada (era un niño muy ingenuo y me las metían dobladas), recuerdo que decía: qué bien lo haces, o qué bien te oriento jajajjaa.
Yo, al jugar a ciegas y sin hacer triquiñuelas siempre perdía, pero me lo pasaba pipa. Me encantaba ver después la repetición y reírme de lo mal que lo hacía y de las torpezas que cometía. Me acuerdo que mi compi me decía: yo aquí te decía que giraras a la derecha, pero tú no me hacías caso. Se pasaba bien comentando la jugada. En fin...qué recuerdos!!!!!!!!!!!!!!!!
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