jueves, 28 de septiembre de 2023

Caprichitos videojueguiles: una casa un poquito más gamer


Estas semanas están siendo muy ajetreadas en casa. El espíritu de la renovación se ha adueñado de mi progenitora: muebles nuevos, mesa nueva, sillas nuevas, lavabos nuevos, lámparas nuevas...A pesar de que las reformas me provocan pereza y hastío, he de reconocer que hay tres cosas que han merecido la pena, ya que están relacionadas con el ámbito videojueguil.

La primera de ellas es este sillón gamer giratorio de marca Neo Kane, hecho de piel negra, adquirido en el Carrefour de mi ciudad. Aquellos que pasamos muchas horas delante de la consola, debemos cuidar nuestra posición corporal. Mi madre me lo recuerda cada día: pasas mucho tiempo delante de tu Xbox, tu espalda va a sufrir, ponte recto, utiliza el respaldo, no pongas los pies en posiciones raras, con el peso que tienes vas a destrozar todos los asientos...

Hace varios días tuve la suerte de ganar en un concurso una tarjeta Carrefour con valor de 160 euros. El azar quiso que el premio viniera a mí. Era la ocasión perfecta para gastar el dinero en algo útil. ¿Qué tal un sillón gamer? (me aconsejó mi padre). Esa misma tarde fuimos al hipermercado a ver sillones para la consola. Después de probar una decena de asientos, me decanté por el modelo Neo, que además estaba de oferta (es lo que tiene la vuelta al cole jejejje). 

Como me sobró algo de dinero de la tarjeta, fui un "niño bueno" y le regalé a mi madre unas sartenes y varios packs de vasos, platos y cubiertos, ya que el menaje de cocina nunca viene mal. Mi intención era comprarme algún juego de Xbox, pero al final, el amor de madre pesó más. 


A los tres días recogimos el sillón y lo llevamos a casa. Mi padre y yo, con mucha paciencia, logramos montarlo. Siguiendo la hoja de instrucciones y sin ser unos manitas conseguimos colocar cada pieza en su lugar. La palanca y el sistema de giro quedó bien adosado, y el respaldo bien unido con tornillos a su asiento y los brazos. Embellecedores, almohada y listo. 

Al principio, el sillón quedaba un pelín inclinado hacia delante. Había algo que "chirriaba". Enseguida nos dimos cuenta del fallo: la palanca de sube-baja debía ir a la derecha y no la izquierda. Menos mal que no habíamos apretado los tornillos en demasía con la llave allen y pudimos desatornillar y voltear la pieza de la palanca, para que mirara al lado derecho. Ahora sí, la silla estaba recta y flamante. Tuve el honor de ser el primero en probarla. Es comodísima. Y jugué mi primera partida al Fortnite. Ahora sí, la espalda va a dejar de sufrir, y mi habitación ha quedado más chula!!!! Se nota que un apasionado gamer vive en ella. 

La segunda sorpresa fue por obra y gracia de mi padre. Desde hace un par de años tenía en mente una idea: comprar un televisor de 70 pulgadas, para ver en tamaño XXL los partidos del Real Madrid. Era el sueño de su vida. Como buen seguidor del equipo merengue, se suscribió a Movistar solamente para ver el fútbol de pago. Los sábados y los domingos son días sagrados en nuestra casa. 

Al final, ha visto cumplido su sueño y con el inicio de la liga 2023/2024 ha llegado esta televisión LG a nuestro hogar. Aunque oficialmente haya sido un capricho para satisfacer pasiones futbolísticas, toda la familia hemos ganado con esto. Mi madre, como buena amante de programas de televisión antiguos y series españolas, ahora puede disfrutar de Netflix y Youtube a nivel Dios. Menudas sesiones de noche se pega!!!!!!!!!!!!

Y yo, como apasionado gamer, también voy a disfrutar de mis piques consoleros como si estuviera en el Olimpo. Brutal!!!!!!!!!!!!!!!! Aunque mi progenitora no es partidaria de usar la televisión para jugar, me las ingeniaré para rascar alguna horilla al día

La antigua televisión que había en el salón, una Oki 2013 de 45 pulgadas me la he quedado yo para mi dormitorio. La pobre no tiene mando, pero dejando de manera permanente el HDMI1 con la consola no hace falta más. Con el botón de encendido/apagado y el volumen me basta y me sobra. 

También he salido ganando en calidad de imagen y sonido, ya que mi antigua tele, una Toshiba 2011 de 30 pulgadas que me regalaron por mi graduación se había quedado pequeña y anticuada. Fue el soporte de mi Play Station 2 durante diez años, pero con el salto a Xbox One necesitaba algo más grande. Por ejemplo, el monitor no se adaptaba a la consola. La imagen gamer sobrepasaba los límites de la pantalla y los bordes cortaban el contenido. Por ejemplo, si los subtítulos y menús del juego quedaban muy en el lateral, no podía leer lo que ponía, ya que las letras eran comidas por los márgenes del televisor. 

Ahora, con un monitor de 45 pulgadas puedo ver la pantalla centrada, en su máxima extensión, aparte de un buen cromatismo y nitidez. Aunque sea una televisión de diez años de antigüedad he salido muy beneficiado con el cambio. Ahora mi vieja Toshiba la he colocado en la mesa de mi habitación, enfrente de la cama, ideal para dormirme viendo Aquí no hay quien viva en el canal de series de Antena Tres.

Cerramos el post con un autorregalo que me he concedido gracias a los Rewards: una suscripción anual a Antstream, también conocido como el Game Pass retro. Por tan solo 30 euros al año voy a disfrutar de 1300 títulos de sistemas clásicos como Amiga, Commodore, MSX, Spectrum, Atari 2600, Megadrive, NES, Super Nintendo, Game Boy, Play Station...A medida que pasen las semanas se irán incorporando nuevos juegos, todos ellos pertenecientes a la década de los ochenta, novena y dos mil

¿Ventajas? Muchísimas: no hay que instalar emuladores, se juega desde la nube, sin tiempos de carga, a buen rendimiento, con datos enciclopédicos (en inglés), posibilidad de participar en torneos, jugar con amigos o superar retos originales. 

Evidentemente, no todo es color de rosa. Faltan muchísimos juegos. La ausencia de títulos de Nintendo o Capcom resulta especialmente dolorosa. Hubiera sido un puntazo jugar a Super Mario Bros o Street Fighter en Xbox One. 

A pesar de esto, Antstream es el regalo perfecto para aquellos que buscamos satisfacer la pasión retro. A lo mejor me compro para mi cumple la suscripción vitalicia. Ya veremos!!!!!!!!!!


viernes, 22 de septiembre de 2023

Conexiones de Son Son (Capcom)


La sección Conexiones intervideojueguiles es la que me proporciona mayor satisfacción como escritor gamer, ya que me encanta establecer vínculos y relaciones entre títulos de diferentes, géneros, épocas y sistemas. En esta ocasión, en lugar de elegir cinco o seis juegos lo que voy a hacer es quedarme con uno y buscar el mayor número de nudos/enlaces posibles con otros juegos. 

SonSon es un arcade publicado por Capcom en el año 1984. Su historia está inspirada en un libro chino del siglo XVI titulado Journey to the West. Su autor es Wu Cheng'en, cuya obra insertamos en la época de la dinastía Ming. El protagonista es el monje Tang Sanzang, que realiza una peregrinación a La India y Asia en busca de unos textos sagrados budistas..


El héroe del videojuego es un niño mono que realiza un viaje en busca de una estatua de Buda. Se trata de una aventura de desplazamiento lateral (scroll automático de pantalla) en la que nuestro personaje ha de avanzar hacia delante, sin parar, como si no hubiera un mañana, adaptándose a la alta velocidad a la que marcha el juego. No hay tiempo para retroceder o parar. Debemos correr al frente esquivando a los enemigos (murciélagos, ratas...) o lanzándoles bolas de fuego para derrotarlos


El escenario consta de seis plataformas, situadas a diferentes alturas. Tenemos libertad para saltar de un piso a otro, siempre que estén colindantes, pulsando dirección superior (subir) o inferior (bajar). Tened en cuenta que los enemigos también pueden pasar de una plataforma a otra. Algunos aparecen de frente y otros pueden atacarnos por la espada, así que no hay una zona segura. Lo mejor es no estarse quieto e ir de una planta a otra, pasando por todas las alturas, a la vez que lanzamos bolitas ardientes para matar al mayor número de rivales posibles. 

Hay que tener en cuenta que a lo largo del camino encontraremos ítems que nos dan puntos. Cuando el protagonista recolecte un número determinado de objetos sumará una vida extra a su marcador, así que a la vez que atacamos, esquivamos, cambiamos de altura y nos acoplamos a la velocidad del scroll, hay que echar el guante al mayor número de ítems. 


La disposición del escenario en "calles" de diferentes alturas con libertad absoluta para subir y bajar de una a otra es similar a la de Honey on the Road, título de Turbografx del año 1990 que salió en Japón. 


¿Las diferencias? En la propuesta de Face cada nivel consta de cuatro pisos, mientras que Capcom hay seis. 

En el título de PC Engine, el camino está lleno de obstáculos: plataformas con agujeros y barrancos en medio, suelos que aparecen y desaparecen, acelerones del scroll, secciones donde nos obligan a avanzar por una sola calle, zonas con arenas movedizas o bolas de fuego...En definitiva, el protagonista puede morir por caer en trampas y no solo por un ataque del enemigo. En el de Capcom, solo podemos fenecer por roce o contacto con otros bichejos. 


La forma de atacar a las criaturas vivientes es diferente. En Son Son, el héroe lanza bolas de fuego. En Honey of the Road, podemos dar patadas y empujar a los enemigos contra otros enemigos, y derribarlos cual caparazones de Koopa. 

Otro matiz diferenciador es que en el juego de Face, algunos niveles poseen scroll manual, es decir, el ritmo del personaje principal es el que marca la velocidad de avance de la pantalla. Además, entre fase y fase disfrutaremos de secuencias de video con diálogos, cosa que no ocurre en Son Son. Aquí, aparte de las escenas final e inicial, no hay narrativa en medio. El juego va seguido, sin interrupción. 


Entre los objetos que el hombre-mono puede recoger encontramos frutas y verduras (piñas, plátanos, maíz, uvas, pimientos, zanahorias, manzanas, tomates, nabos, sandías...), aunque también hay alimentos basura como pasteles, patatas fritas o perritos calientes. Todos ellos nos dan puntos, que se transforman en vidas extra.


¿No os recuerdan estos ítems a los de Bubble Bobble? En el título de Namco la comida también nos da puntos. A los productos agrarios hay que sumarle sushi, caramelos, tartas o muslitos de pollo. En ambos juegos la boca se me hacía agua.


¿Más cosas? En Son Son el protagonista puede pasar por encima de piezas Pow. Si eso ocurre, todos los enemigos que haya en la pantalla, se transformarán en elementos comestibles. Nos pondremos morados a puntos!!!!!!!!!!!!!!!!


Los bloques POW, si recordáis, aparecen en el Mario Bros original (1983). Era el ítem más codiciado, pero también el que antes se agotaba. ¿Cuál era su papel durante la partida? Si Mario o Luigi le daban un cabezazo, todas las criaturas del escenario (koopas, cangrejos y saltamontes) se daban la vuelta, de forma que no podían moverse durante unos segundos. Este tiempo debía ser aprovechado para golpear a los enemigos sin el peligro de recibir daño, y lanzarlos fuera de la pantalla. 


Entre los diferentes enemigos de Son Son, encontramos unos peces que saltan del agua, hasta alcanzar una altura que llega a la última plataforma. Tienen forma de piraña, son de color verde y sus dientes nos provocan la muerte. 


El diseño del mar es similar al de Balloon Fight, el mítico juego de Nintendo cuyos protagonistas usan un casco con dos globos adheridos para volar sobre el escenario. Las aguas onduladas con oleajes en la parte inferior de la pantalla y el tono azulado son muy parecidos. Además, en el ponto del título de NES emerge un bicho muy peligroso que salta hacia la superficie y se come al superhéroe. En ambos juegos, del mar procede el mal. 


En el título de Face hay unos enemigos en forma de libélula. Estos se mueven en círculo, formando una cadena, uno detrás de otro.


Su disposición es muy parecida a los boo de los niveles de las casas encantadas de Super Mario World, que también se desplazaban con una trayectoria circular. Menos mal que en Son Son, los insectos son vulnerables y se les puede matar con bolas de fuego. En el título del fontanero los fantasmas formaban una barrera imposible de romper. Había que meterse por los huecos entre los boo para seguir avanzando


Otro de los bichejos que pululan por las plataformas de Son Son son estos monos calvos de cabeza pero vellosos de barba y cuerpo, que van ataviados con un traje morado. Nos lanzan unas espadas, las cuales se dirigen a nosotros en línea recta. 


Este ataque me recuerda al de los Moblins del primer The Legend of Zelda (1986), que tenían forma de perro. Eran de dos colores: naranjas, y verdosos. Su cara expresaba enfado y mala uva. Se movían con cierta torpeza y muy lentamente. Nos arrojaban unas lanzas que describían una trayectoria recta. 


El bestiario de Son Son posee criaturas de lo más curiosas. Por ejemplo, estas monedas de plata con una calavera sellada. La primera vez que las vi pensé que eran las coins típicas de los juegos de plataformas que sumaban puntos: Super Mario, Bombjack...Sin pensármelo dos veces, fui rápidamente hacia ellas y ni corto ni perezoso las toqué. Imaginad la sorpresa que me llevé al descubrir que eran enemigos.


Algo similar me ocurrió la primera vez que jugué a Mappy, el videojuego de Namco protagonizado por el ratón-policía que recoge los objetos y piezas de arte de una mansión. Si somos lentos recopilando los ítems, entrará en escena la moneda Gosenzo, que rueda por el escenario para estamparse con nosotros y hacernos perder una vida. Inocentemente, mi primera reacción fue ir a cogerla pensando que se trataba de un elemento positivo para el desarrollo de la partida. 


Otra conexión que no se puede olvidar: la nieta del hombre-mono protagonista de Son Son apareció en el elenco de luchadores de Marvel VS Capcom 2: New Age of Heroes. Se trata de una chica-mono con aires de Son Gokuu, que conserva algunos objetos de su abuelo como el bastón Ru Yi Bang que cambia de tamaño



Entre sus poderes se encuentra la posibilidad de reduplicarse utilizando sus cabellos o cocinar al rival con la Shinka Hakke Jin, hasta convertirlo en sake. 

Su marco argumental es uno de mis favoritos. La aldea en la que vive es azotada por una enfermedad y ella hará todo lo posible por averiguar la procedencia del mal y darle una solución. 


Son Son no es un juego que se divida en fases o niveles estancos. La transición de una zona a otra tiene 
lugar en medio de la partida, sin pausas ni interrupciones. Estamos jugando tranquilamente, cuando el diseño y el color del suelo cambian. Esto significa que habremos pasado de área, sin necesidad de hacer un recuento de marcadores, una suma de puntos o una pantalla en negro de espera. 

En la parte superior de la pantalla encontramos unas piedras que a modo de hito nos indican el número del área en la que estamos. Empezamos en la 19. Después, la 18. Luego la 17, y así sucesivamente hasta la 1. Descenderemos poco a poco, y finalmente llegaremos al buda (si antes no nos matan). 

El cambio de suelo marca la frontera
entre un área y la siguiente

Esta estructura de continnuum jugable nos recuerda a dos clásicos de Sega:

-Por un lado, Outrun, el mítico juego del descapotable rojo con una rubia macizorra de copiloto. En este juego, cuando llegamos al final de un tramo, la carretera se bifurca en dos, nosotros elegimos una de las dos ramificaciones, el fondo del escenario cambia (de una playa a una montaña, o de un desierto a una llanura) y directamente pasamos a la siguiente zona sin necesidad de esperar a que se cargue nada. Si se acaba el tiempo, se hace el recuento hasta el punto en que el coche se ha quedado parado. 


-Por otro lado, Space Harrier, el emblemático shooter sobre raíles en tercera persona. El protagonista se mueve automáticamente mientras ve pasar kilómetros y kilómetros de campo y terreno. Tras vencer al boss de turno, directamente pasaremos a la siguiente stage. El decorado cambiará mágicamente, en unas décimas de segundo, pasando de la pradera al barrizal, y del mediodía al atardecer. En un chasquido. Al perder todas las vidas, se hará el recuento hasta la zona donde nos hemos quedado. 


A veces, la frontera entre dos áreas está ocupada por un castillo. Cuando el niño-mono llegue a la zona, la música del juego dará un giro radical. De las cadencias orientales y chinas que evocan a Yie Ar Kung Fu, pasamos a una melodía más apresurada, agobiante y de urgencia. Atentos al minuto 2:10 del vídeo. Ahí tiene lugar esta metamorfosis sonora. 



Escuchad atentamente la música. ¿No os recuerdan sus primeros acordes a los de Dig Dug, el juego de Namco del año 1982, protagonizado por un tipo que cava túneles bajo tierra y utiliza una bomba de aire para inflar a los enemigos hasta explotarlos? El comienzo es clavadito, y eso que el ritmo de la melodía la marca el jugador en función de sus movimientos. La música solo se escuchaba cuando el protagonista se movía y se paraba cuando el cavador se estaba quieto. 



La única forma de pasar a la siguiente zona es acabar con los escudos de calavera que hay a lo largo de la fachada del castillo. Para que estos caigan, hay que lanzarles muchas bolas ardientes. De esta forma, nuestro héroe podrá atravesar la fortaleza y llegar al otro lado. Por las ventanas del edificio hay varios soldados de color verde que nos lanzan bombas, amén de los enemigos comunes que no paran de llegar a la zona (murciélagos, insectos, aves...). Estas secciones hacen el papel de boss. 


La manera de avanzar es muy parecida a la de las bases del primer Contra (niveles 2 y 4). Si queremos continuar, hay que destruir todos los escudos y torretas. Y estos necesitan varios disparos para caer. Y el reto no es fácil, ya que nos veremos acosados por una cantidad importante de metralla y balas. 

Distinta perspectiva, mismo mecanismo




jueves, 14 de septiembre de 2023

La Estatua de la Libertad en los videojuegos

Para muchos estudiosos y amantes de la cultura, Nueva York fue la capital del siglo XX. Con el inicio de esta centuria, el símbolo de gran metrópoli moderna se trasladó de París a Estados Unidos. La ciudad se llenó de grandes edificios y entornos arquitectónicos vanguardistas: El Empire State Building, Las Torres Gemelas, la Gran Manzana, Wall Street, Central Park, el Puente de Brooklyn, Times Square o La Estatua de la Libertad. 

A esta última, también conocida como La Libertad iluminando el mundo, vamos a dedicar la entrada de hoy. La escultura se encuentra en la Isla de la Libertad, al sur de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis. Fue un regalo del pueblo francés al estadounidense para celebrar el centenario de la Independencia Americana. 

El colosal monumento está hecho de cobre y tiene mucha simbología, pues representa la amistad entre países y el fin de la opresión. En su construcción participaron artistas e ingenieros de la talla de Frederic Auguste Bartholdi, Eugene Viollet-le Duc o Gustave Eiffel. Su inauguración, el 28 de octubre de 1886, se convirtió en un evento multitudinario con la presencia del presidente Grover Cleveland. 

La Estatua de la Libertad ha constituido el telón de fondo de muchos videojuegos clásicos y modernos. El icono neoyorquino por excelencia ha aparecido en numerosas ocasiones, ya sea como elemento del decorado o como realidad jugable, que de alguna u otra manera ha contribuido al desarrollo argumental.

Como siempre os digo cada vez que elaboro un post de este tipo, ni están todos los que son ni son todos los que están. He hecho una selección basada en mis experiencias gamers personales, las cuales son por naturaleza imperfectas. Es imposible hablar de todos los títulos de la historia videojueguil en los que aparece el emblemático monumento de Nueva York. No he jugado a todo ni soy un Dios para conocer todo. No obstante, sí me veo capacitado para hacer una pequeña criba y confeccionar mi florilegio, con todo el cariño y la humildad del mundo. 

¿Recordáis la original y extraña apertura del primer Superman de NES, allá por 1988? La mismísima Estatua de la Libertad, ataviada de verde, y con los ojos del anime Kawaii dialogaba con el héroe, como si fuera su mejor amiga. La escultura nos resumía la trama del juego y nos pedía que la escucháramos atentamente, ya que necesitaba nuestra ayuda. 

Nosotros somos Clark Kent, y nuestra misión será enfrentarnos a los malvados que aterran Metropolis para devolver la paz y la justicia a la ciudad. 

Como si fuera la amada de una novela de caballería, la estatua nos veía partir hacia la aventura, con el deseo de vernos muy pronto

Cada Gran Premio de Zippy Race, el arcade de motos de Irem del año 1983 para máquinas recreativas y consolas de 8 bits, consta de cinco etapas: las impares de asfalto, y las pares sobre tierra. Empezamos en la posición noventa. Nuestro objetivo es adelantar a los coches rivales e ir escalando posiciones en el ranking a lo largo del viaje por los Estados Unidos. 

Al final de cada ruta, la perspectiva cenital (aérea) daba paso a una cámara colocada por encima de los hombros del jugador. El paisaje cambiaba, ya que entrábamos a una ciudad. Durante estas transiciones no se podían ganar ni perder puestos. Tan solo esquivar el tráfico que venía de frente con el fin de evitar colisiones fatales, que provocaran la pérdida de fuel, y por ende, el final de la carrera. 

Al fondo de la pantalla contemplábamos el perfil de las ciudad con sus edificios: Detroit, Los Ángeles, Las Vegas...La competición terminaba en Nueva York. Recuerdo perfectamente la imagen de la Estatua de La Libertad en el decorado, imponente, levantando la antorcha con el brazo. Al término de la carrera y la suma de puntos, la escultura nos saludaba, al son del himno de los Estados Unidos

En esta época yo tenía cinco añitos. Todos las mañanas mi madre y mi abuela me llevaban al colegio. Mi abuela aprovechaba la circunstancia para dar su paseo diario (ya que salía a la calle...). Recogía a su hermana que vivía en una calle adyacente a la nuestra. Las dos viejas nos acompañaban hasta la escuela y luego ellas seguían su camino

La hermana de mi abuela era una señora muy impaciente. Si quedaban a las diez menos cuarto, la mujer salía a la puerta de su casa a esperar a mi abuela diez minutos antes. Recuerdo ir por la calle y al fondo, como una estatua hierática, casi sin inmutarse y soportando el frío invernal, ver a la anciana esperando a mi abuela, ataviada con bufanda y abrigo. Yo le decía a mi madre de broma: es la Estatua de la Libertad de Zippy Race. A una distancia de unos doscientos metros, se podía ver a la señora de pie esperándonos. Por hacer la coña, me ponía a tarareas los acordes de esta canción mientras me acercaba: 


En Ghost Buster II (secuela de Los Cazafantasmas, que llegó a la NES en 1990) hay una fase en la que pilotamos la Estatua de la Libertad, empleando una NES Advantage, que había salido al mercado tres años antes. 

Al inicio del nivel observamos a los cuatro héroes situados sobre la corona de la escultura, dispuestos a ponerse al mando del emblemático monumento neoyorquino. Como si de un shooter espacial se tratara, hay que derrotar a las hordas de fantasmas que cruzan el cielo nocturno de la urbe. Ver cómo la Estatua de la Libertad cruza el río Hudson disparando con su antorcha a los enemigos genera una estampa tan extravagante como divertida. No deja indiferente a nadie. Tremendamente disparatado.  

¿Lo mejor? Poder hacerlo con un controlador de estilo arcade, posándolo sobre la mesa y nosotros en la silla como si estuviéramos jugando a una recreativa. 

Gracias a la antología Castlevania Anniversary Collection que adquirí hace poco gracias a los Rewards he tenido el placer de conocer Kid Dracula, una versión paródica y satírica de la emblemática saga de Konami, que se publicó solo en Japón a comienzos de los noventa y en exclusiva para la NES.

El protagonista es un niño vampiro de pelo blanco, conocido como el rey de los demonios. El joven es destronado por Galamoth, así que deberá enfrentarse a él y a sus secuaces para recuperar su estatus. Las diferencias con Castlevania son importantes: un look cartoon, lanzamiento de bolas de fuego en vez de utilizar un látigo, habilidades especiales, minijuegos entre fase y fase, onomatopeyas en pantalla...

El boss del nivel de la ciudad es una versión caricaturizada de la Estatua de la Libertad, de color blanco, que porta un micrófono y una grabadora de audio en vez de una antorcha. En lugar de enfrentarnos a la típica batalla de golpes y mamporros, debemos superar un examen cultural. La escultura nos formulará tres preguntas (en inglés), con tres posibles respuestas cada una. 

En mi partida me preguntaron por la capital de Italia, el lugar en el que se sitúa el monumento y por la nacionalidad de los que la fabricaron. Si acertamos tres cuestiones, ganamos el combate. Si erramos tres veces, la derrota será fatal. Con un nivel básico de estudios no tendremos problemas. 

Magic Jewelry es un videojuego taiwanés para Famicom que imitó descaradamente la mecánica de un clásico de Sega: Columns, que había triunfado un año antes. Por miedo al plagio, Nintendo no firmó la autorización de la publicación, y el proyecto fue responsabilidad total de su creador, Hwang Shinwey

El objetivo es acomodar piezas formadas por tres joyas apiladas, las cuales tienen diferentes colores y desapareen al juntar tres o más de un mismo color en una línea horizontal, vertical o diagonal. Al igual que en Columns solo se puede modificar el orden en que están apiladas las joyas, sin rotar las piezas. 

En el fondo de pantalla aparece la Estatua de la Libertad, que cambia de color a medida que superamos niveles de dificultad: rosa, negra, verde...La velocidad de caída de las piezas aumenta, al son de grandes melodías como Greensleeves, Speak Softly Love o Moonlight on the Colorado. 

La saga de lucha Cly Fighter nació en las consolas de 16 bits allá por 1993. Sus secuelas (Cly Fighter 2 y Cly Fighter 63 1/3) se desarrollaron para Nintendo 64 y consolidaron una estética claymation basada en animaciones de plastilina. 

Entre sus personajes femeninos destacan Helga, Kangoo, y por supuesto, la Estatua de la Libertad. Esta última solo apareció en la edición especial del 63 1/3 que se vendió en exclusiva en tiendas Blockbuster Videos de Estados Unidos, y solo para alquiler. 

El Doctor Kiln fue el responsable de dar vida a la escultura. Como en toda buena obra metaliteraria, la creación (Libby) se rebeló contra el creador. 

Entre sus movimientos destacan la campana de la Libertad (lanzamiento), la corona en llamas, el golpe de antorcha (que la usa como lanzallamas), la antorcha furia, las bombas de ametrallamiento o el corte por la mitad. 

A esta luchadora le encanta proclamar la libertad, el patriotismo y la justicia cada vez que vence en una batalla. Sus senos son inconfundibles. 


El circuito de Nueva York de Cruis'n World atraviesa lugares míticos como la Vía Expresa Cross Bronx, el Empire State Building o el puente de Brooklyn. La ruta acaba a los pies de la Estatua de la Libertad. 

Aunque el título de Midway no pasó a los anales de la historia de la conducción arcade, mi cariño por el juego es tan grande, que le dedico esta pequeña parcela del reportaje


En el año 2004 se estrenó en los cines la película Spider-Man. El film tuvo su correspondiente versión videojueguil, para las consolas de 128 bits (Play Station 2, Xbox, Gamecube). El consenso fue unánime entre crítica y público. Activision aprovechó bien la licencia para sorprender con un título de calidad.

El Hombre Araña tiene libertad absoluta para balancearse entre los edificios de Nueva York, pudiendo visitar lugares emblemáticos como Manhattan, Roosevelt, Ellis y la Isla de la Libertad

Durante la trama principal, Beck toma la identidad de Misterio, atacando a los periodistas que asisten a su conferencia de prensa, y ordena a sus OVNIS que invadan la Estatua de la Libertad. Menos mal que el bueno de Peter Parker anda por ahí para frustrar el ataque. 

Al margen de esta épica misión, el jugador puede subir a la emblemática escultura. ¿Problema? No hay edificios que nos permitan pegar nuestras telarañas para impulsarnos hasta la isla en la que se encuentra el emblemático monumento. 

La única forma de acceder a este lugar cuando no estamos en una misión es colgarse de los helicópteros que van y vienen de Manhattan. Nos pegamos a ellos y dejamos que nos lleven por los cielos de Nueva York hasta la Estatua. Las vistas de la ciudad desde la cabeza de la escultura son impresionantes. 

La Estatua de la Felicidad de Grand Theft Auto IV es un trasunto clarísimo de la Estatua de la Libertad. Se halla al sur de Algonquin, junto a la desembocadura del río Humboldt. Al fin y al cabo, Liberty City se inspira en Nueva York. 

Al ser un enclave turístico encontraremos muchos peatones por la zona. Es el sitio ideal para organizar masacres, aunque también hay mucha policía. La última misión de la aventura tiene lugar aquí. Varios coleccionables se esconden a lo largo del cuerpo de la mujer, entre ellos cinco ratas voladoras. 

La escultura representa a una mujer en posición vertical, vestida con estola y una corona de siete picos. En la mano derecha, la señora blande un vaso de café caliente en posición de brindis. En la izquierda lleva una tablilla de leyes que parodia la firma de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, en números romanos. 

La estructura reposa sobre una base cuadrada, que a su vez se apoya en un zócalo en forma de estrella de once puntas. La obra mide 93 metros de altura. 

El rostro posee un ligero parecido a Hilary Clinton, la cual se había mostrado muy crítica con la anterior entrega: GTA San Andreas. 

La tabla incluye una versión satírico-deformada del poema de Emma Lazarus, con una clara referencia a Niko Bellic, que engañado por Roman acude a la ciudad de las oportunidades. 

Envíanos al mas brillante, al mas astuto, al más inteligente.

Suspirando para respirar libre y evadir nuestra autoridad.

Obsérvanos engañándolos para limpiar los traseros de los ricos.

Mientras los convencemos de que es la tierra de las oportunidades.

Julio 4 1776.

Podemos subir al monumento por unas escaleras, que nos llevan a un Easter Egg (o huevo de pascua): El corazón de Liberty City


El último juego de las Tortugas Ninja salió el año pasado para las consolas actuales: Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder's Revenge

En la primera parte de la batalla final nos enfrentamos a Statue of Tirany (la estatua de la tiranía), una versión degradada de La Estatua de la Libertad. Bajo el lema "No más libertad", el monumento hará lo habido y por haber para evitar el triunfo de nuestros héroes.

Al inicio de la pelea escucharemos unos acordes algo desafinados del himno estadounidense. La estatua mantiene algunos iconos identificativos como la corona con picos o el cuerpo metalizado. No obstante, añade nuevos elementos al vestuario: unas gafas de protección para los ojos, unos enormes puños rojos, piezas de armadura en los hombros, codos y muñecas y una ventanita por la que asoma Krang. Al fin y al cabo se trata de un mecha o robot de combate gigante pilotado por una malvada criatura

La escultura se protege de nuestros ataques impulsándose hacia atrás. Por sus manos nos lanza ráfagas de bolas electrificantes muy peligrosas. De vez en cuando levanta sus puños como si estuviera en una partida de boxeo, para dejar caer sus extremidades sobre el suelo y provocar una onda expansiva, que debemos saltar. 

Después, por su boca vomitará un láser de luz gordo gordo que ocupa medio campo de batalla. Llamará a sus secuaces (enemigos menores de niveles anteriores) para que nos ataquen. Mucho cuidado con su nariz, ya que expulsará por su fosa nasal otro láser con efecto quemazón muy desagradable. La zona de alrededor se llenará de humo. 


El combate se desarrolla sobre una azotea semiderruida. ¿El método para derrotarla? Paciencia. No hay más. Su barra de vida es grande, así que necesitará muchos golpes de arma y magias especiales. Debéis aprovechar los momentos en los que el enemigo no se aleja de la zona para masacrarlo. Poquito a poco irá perdiendo vitalidad, a base de esquiva y tesón. Más vale protegerse que ir a lo loco y perder cachitos de barra, ya que hay que dejar vida para la segunda parte del combate contra Shredder.