Continuamos con nuestra particular vuelta al mundo recordando los circuitos de Cruis'n Word, el arcade de conducción de Midway con el que pasé tantas horas allá por 1999
Recuerdo que en la pantalla de selección de circuito, aparecía el nombre del país junto a su bandera. Un día en clase de Conocimiento del Medio, el profesor nos pidió que buscáramos en una enciclopedia las banderas de varios países del mundo, entre ellos Francia, Italia, China, Japón o Egipto. ¿Sabéis cuál fue la fuente de información para aquella tarea escolar? Mi videojuego de coches favorito de Nintendo 64.
Recuerdo que el maestro lanzó al aire la siguiente pregunta: ¿Sabéis cómo es la bandera de Alemania? En ese momento se me vino a la cabeza Cruis'n World y levanté la mano: negra, roja y amarilla.
En el post de hoy completaremos nuestro recorrido por los circuitos que nos quedaron pendientes de la semana pasada. Poneos el cinturón y disfrutad
Una autopista por la Selva Negra conforma la ruta alemana. Nos espera una trayecto movidito, rodeado por montañas. Pasaremos por debajo de varios puentes de piedra con arcos ojivales. La vegetación es abundante a ambos lados de la carretera, ya que encontraremos árboles, arbustos y hierbas. No faltan las vacas pastando cerca de los conductores.
A lo largo del camino encontraremos muchas edificaciones en el decorado como cabañas campestres, vilarejos o castillos cuyo aspecto recuerda al de Neuschwanstein.
Si veis vallas bloqueando la autovía, no os preocupéis. Hay que estamparse contra ellas y derribarlas si queréis avanzar en la carrera. Recuerdo que había un par de carteles informativos en alemán que decían eintritt verbotten (entrada prohibida) y achtung halten (presta atención). Yo mismo me encargué de ir a un diccionario del idioma de Goethe y encontrar la traducción.
Cruzaremos varios pueblecitos de montaña y unos cuantos túneles que atraviesan laderas de un flanco a otro. No faltan los terrenos de pliegues, los tramos empinados y las curvas cerradas con quitamiedos en forma de almena. Hay señales de tráfico que nos indican que no debemos sobrepasar los 80 kilómetros por hora.
El último circuito en tierras europeas es el de Inglaterra. El primer sector de la carrera se desarrolla en el viejo Puente de la Torre (London Bridge is falling down, falling down...). Disfrutaremos de sus arcos, cubiertas, pasarelas colgantes, torres y cableados. La estructura está decorada con banderas del país de Shakespeare. Postrados en la acera, como si fueran estatuas, encontramos miembros de la guardia real, con traje blanco y negro y luciendo espadas.
El cielo está cubierto de nubes (reflejando el tópico de que en Londres siempre apenas sale el Sol). La estampa resulta fría e invernal.
Atravesaremos un túnel, en cuya entrada encontramos varios escudos reales ingleses incrustados en la piedra. El interior del conducto parece un tubo digestivo largo y angosto. La salida desemboca en el centro de la capital británica, con los típicos autobuses de dos pisos y cabinas telefónicas rojas. Estamos ante la estampa más urbana de Cruis'n World. La densidad por metro cuadrado de edificios, ventanas, aceras, semáforos, farolas y toldos llega a ser agobiante. Solo los puentes sobre el río Támesis rompen la linealidad del paisaje.
Saldremos de la ciudad por un paisaje de setos, al que se irán añadiendo árboles, arboledas y muros de piedra. Da gusto ver todo cubierto de hierba verde!!!!!!!!!!!
Finalmente llegaremos al Stonehenge, una gran extensión de monumentos megalíticos en el condado de Wiltshire. Gracias a Cruis'n World aprendí lo que es un cromlech. Unos platillos volantes invadirán la pantalla cerca de la línea de meta
El complejo arqueológico de Chichen Itza constituye el telón de fondo de la pista de México. El tema musical Islander, al que ya dediqué una entrada hace cuatro años (El sol está brillante, vamos de paseo), suena de manera prefijada en este escenario.
Nos espera una carrera apasionante en el corazón de la selva. El camino está embarrado y una capa de espesa vegetación cubre los márgenes del trazado. Muchísimo follaje y alguna que otra colina de roca conforman la estampa de este circuito
El terreno es muy irregular con baches, desniveles y curvas cerradas. Algunos arbustos ocultan atajos en su interior, lo que nos permitirá ganar tiempo y adelantar a los rivales.
Pasaremos al lado de varias pirámides aztecas escalonadas de piedra y algunos túneles en cuyas paredes encontramos esculpidas bocas de dragón que escupen fuego a nuestro paso. En el último segmento, una parte importante de la vegetación desaparece en pro del campo abierto.
El tramo final tiene lugar en Manhattan. Cruzaremos el puente de Brooklyn, con sus arcos apuntados y la estructura metálica. La línea de meta se sitúa a los pies de la Estatua de la Libertad
El último escenario de la versión arcade (que no de Nintendo 64) es Florida. El primer sector transcurre en Miami Beach, con su arena blanca, sus palmeras y un precioso cielo al atardecer. Se puede ver cómo la superficie forma cabos y golfos en la zona de la costa (hay que estar muy atentos para darse cuenta). También observamos algunos puentes en los laterales y unos monumentos que nos dan la bienvenida a la playa. Los árboles crecen sobre unos parterres con flores
El segundo tramo se desarrolla en los pantanos de Evergrades. La arena desaparece y solo queda masas de agua dulce con vegetación alrededor
Finalmente llegaremos a Cabo Cañaveral, sede de la NASA. Las instalaciones científicas y las verjas de zona restringida ocupan la primera fila de los márgenes de la carretera. La meta se encuentra en el área de despegue de cohetes. En la versión de Nintendo 64 nuestro conductor subirá al cohete y volará hasta la Luna, último circuito de Cruis'n World
La escena me dejó perplejo en su momento. La primera vez que vi el helicóptero con la grúa llevándose mi coche hasta el vehículo espacial me quedé con la boca abierta. No pestañeé en ningún momento. No era habitual presenciar algo así en un título de conducción (aunque fuera arcade). La cuenta atrás con el posterior despegue me provocó una mezcla de sensaciones: por un lado, la risa de ver algo tan absurdo y surrealista; pero por otro lado, sorpresa, ya que jamás esperaba que el último circuito de Cruis's World iba a localizarse fuera de nuestro planeta.
La carrera tiene lugar sobre la superficie lunar. El tono grisáceo del camino contrasta con el cielo negro del espacio exterior. No faltan las estrellas y La Tierra a lo lejos.
En los márgenes de la carretera observamos cráteres, rocas de diferentes tamaños, colinas y riscos. Se alternan tramos rectos con curvas más o menos cerradas, similar al circuito australiano. La anchura de la calzada ayuda al viraje.