martes, 12 de mayo de 2020

El editor de circuitos de V-Rally 2 (Play Station)


A mí la idea de crear mis propios circuitos en los juegos de conducción siempre me ha fascinado. Pasarme horas y horas diseñando los trazados, para después recorrerlos al mando de un vehículo, me genera unas sensaciones muy placenteras. Puedo disfrutar de mi propia obra creativa

Tener en mente un proyecto, unas ideas, plasmarlas sobre papel (en este caso, la pantalla), y después poder pasearme por esa pista que yo mismo he diseñado con tanto esfuerzo, y ha nacido de mi mente, de mis gustos, de mi estilo...no tiene precio. Vivir y experimentar algo que nace de ti es uno de los procesos más maravillosos que hay (tanto en la vida como en los videojuegos jejejej).

Por eso, cuando leí en la revista Play Mania que el V-Rally 2, aquel videojuego de Eden Estudios para la primera Play Station (1999) tenía un editor de circuitos, mis ojos se me iluminaron. Esa misma semana fui a alquilarme el videojuego. Aunque el principal atractivo de este título eran las licencias oficiales de la FIA World Rally Championship de la temporada 99 (vehículos, países y etapas) y las partidas a cuatro jugadores, yo siempre puse por delante el modo edición de trazados.


Y cada vez que enfundaba mi PSOne me pasaba más tiempo construyendo mis propios rallies y recorriéndolos una y otra vez, que jugando a los modos oficiales (arcade, contrarreloj y campeonato). De hecho, hasta mi etapa de emulación no fue cuando llegué a pasarme en serio el juego, ganando las rutas oficiales.

La verdad es que el editor era muy sencillo e intuitivo. En menos de 5 minutos podíamos tener nuestra propia pista hecha.


En primer lugar, teníamos que elegir el país en el que quisiéramos que se ambientara el circuito: Francia, España, Inglaterra, Alemania, Finlandia, Italia, Suecia, Argentina...Cada lugar tenía su ecosistema: en los países nórdicos, pistas nevadas. En Italia, mucha montaña. En España, zonas llanas.

Después, podíamos elegir el clima y/o hora del día: soleado, nublado, lluvia, atardecer y noche

Lo siguiente era colocar un máximo de 50 piezas de carretera, una a continuación de otra, las cuales formarían la ruta. Teníamos libertad para combinar tramos rectos y curvos, en los 4 puntos cardinales. El único límite era la cantidad de piezas, y por supuesto que no se entrecruzaran. A mí, media centena de trozos de carretera me parecían pocos. Mi sueño hubiera sido hacer circuitos de hasta 100 piezas. Cuando me quería dar cuenta, me había quedado sin blanca


El próximo paso era marcar las elevaciones del terreno. Podíamos crear cuestas hacia arriba y hacia abajo, con diferente grado de inclinación. A veces, me salían unas montañas rusas para flipar, ya que me encantaba bascular todo al máximo. Poniendo curvas cerradas e inclinaciones hasta donde me dejaba la máquina, me salían unos rallies dignos de los mejores puertos de montaña.

También podíamos rotar los tramos en la dirección que quisiéramos y así evitar que dos trozos de carretera se solaparan

Y por último, solo quedaba meternos en la piel del conductor, probarlo y ver qué sensaciones nos generaba nuestra propia obra de arte jejejeje. Podíamos recorrer la pista en modo un jugador. Lo normal era jugarla y después ajustar/modificar/precisar en el editor las pequeñas imperfecciones que veíamos luego en juego para que nos quedara el circuito perfecto. Eso era lo que yo hacía, en plan, esta curva está muy abierta, voy a cerrarla más y elevarla un par de grados.


A veces, hacíamos circuitos tan complicados y enrevesados que se detectaban fallos gráficos. E incluso si poníamos muchas curvas, el copiloto se aturrullaba a la hora de darnos las instrucciones y se producían pequeñas imprecisiones en la sincronización entre lo que nos decían y veíamos en pantalla jejejjeje.

En general, el sistema de creación era sencillísimo ya que en cualquier momento podíamos borrar piezas, hacer zoom o echar un vistazo a la panorámica general de la pista, para ver el perfil que nos quedaba, desde diferentes perspectivas. También podíamos guardarlo y conservarlo en la tarjeta de memoria para enseñárselo a los amigos y jugarlo siempre que quisiéramos.


Sin duda, uno de mis pasatiempos de mi época de juventud: tener mi propia línea de circuitos de V-Rally 2. Y al final, me salió una colección muy majilla. Lástima que la perdí.

Recuerdo que uno de mis rallies estaba inspirado en uno de los parques forestales de mi ciudad: La Atalaya (los que vivan en Ciudad Real saben de que hablo). Es uno de mis sitios favoritos para ir a caminar y hacer deporte. Desde que era un criajo he ido allí con mis padres y los fines de semana que hace bueno, siempre acabamos allí dando el paseo. Intenté crear una pista siguiendo el trazado de la caminata que nosotros damos, con sus curvas, sus subidas, sus bajadas. Y se parecía mucho jajaja


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