lunes, 3 de febrero de 2020

Mi principio y mi final en los videojuegos: desconectado de la actualidad pero apasionado

Hoy voy a abrir una entrada que es todo un clásico de los foros y portales de videojuegos, y también de las conversaciones con amigos, sobre todo cuando el tema versa sobre nuestro hobby favorito: ¿Cuándo fue tu primera vez con una consola? ¿Cuál es el primer recuerdo que se te viene a la mente cuando te preguntan por tus orígenes como jugador? ¿Desde qué momento tienes consciencia de ser un viciado en esto de los juegos? ¿Cuál fue tu primer sistema de entretenimiento electrónico y tu primer título? 

No me lo podéis negar: Al ponernos filosóficos y nostálgicos estas son las típicas preguntas que afloran de nuestra cabeza jugona.

Y para aquellos que en cierto momento de nuestra vida dejamos un poco de lado este mundillo, es de recibo preguntarles: ¿Cuándo fue tu última vez con una consola? ¿Cuál fue el último videojuego que te compraste? ¿Por qué abandonaste esta afición?¿La echas de menos?


En mi caso, creo que es importante matizar algunas cosas. Así me conocéis mejor: He abandonado la actualidad videojueguil, pero no los videojuegos como tal. No estoy muy al tanto del devenir de los diferentes sistemas, juegos y consolas desde que lo dejé con la Play 2 (allá por el lejano 2006). Me preguntáis por algo posterior a esa fecha, y sintiéndolo mucho estoy más perdido que un pulpo en un garaje. Yo reconozco las cosas y no me corto en decirlas. Al César lo que es del César. 

Me he quedado desfasado (correcto). Pero eso no significa que haya dejado de jugar con videojuegos. Todo lo contrario: mi pasión por este mundillo sigue estando tan viva y candente como el primer día. Lo que pasa es que al llegar a cierto punto de mi vida, en lugar de ir en conexión a tiempo real con el presente, decidí convertirme en un entusiasta y forofo de lo ya habido (que es mucho, y no conocemos)

Y así nació mi afición por el mundo retro. El patrimonio videojueguil que tenemos es exquisito, magno, alucinante, asombroso, cuantioso, apoteósico, excelente...Podría seguir vertiendo elogios hasta mañana. Es lo que yo intento reflejar en este blog.

El mercado del videojuego es tan efervescente y dinámico, que a veces, resulta imposible dedicar una atención completa a todo lo que sale. Por naturaleza, siempre habrá juegos que se nos escapen de las manos. Pura teoría darwiniana. Los títulos más fuertes (especialmente las grandes marcas comerciales) sobreviven al paso de los años. Los menos fuertes (esto no quiere decir que sean malos), se olvidan. No tienen la fuerza mercantil suficiente para imponerse a los fuertes y pasan desapercibidos por la masa, siendo auténticas joyas. 

Por eso, un buen día dije: lo que se ha creado es tanto, que puedo sobrevivir perfectamente sin nuevas creaciones. Sé que es un pensamiento muy radical, pero al final, en el mundo retro, siento lo mismo que sentía cuando jugaba a tiempo real, al hilo de la actualidad. Cada día que pasa aprendo cosas nuevas, consigo ilusionarme con títulos que salieron hace la friolera de 20-30 años y ni siquiera conocía

Hay tantas cosas que se pierden por el camino a lo largo de la historia, que a veces, como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Y merece la pena pararse a contemplar y disfrutar de lo que tenemos (que es muchísimo). 

Nuestro legado videojueguil es tan rico e inmenso que no he echado de menos tener una Xbox 360, una  Play 4 o una Wii. En este caso, anclarse al pasado no es un trauma. En la vida aferrarse a lo pretérito no es bueno, porque el pasado es pasado y no vuelve. Solo nos queda lo que hay y lo que está por venir. En los videojuegos, el pasado está vivo, y se puede disfrutar gracias a la tecnología


Por supuesto, que me hubiera gustado, aunque solo fuera por curiosidad, haber probado alguna de esas súper máquinas. Viendo cómo avanza la tecnología y las cosas tan alucinantes que se hacen hoy en día, tiene que ser una experiencia gratificante contemplar los efectos técnicos y fotorrealistas, cada vez más parecidos a la realidad. Si con un video de GTA V en Youtube me quedo con la boca abierta, imaginad lo que tiene que ser ponerse delante de una pantalla de 50 pulgadas.

Por tanto, me considero un jugador retro, y a la vez siento admiración y respeto por el gamer moderno. Las dos corrientes son compatibles. Se pueden alternar una y otra. Por la mañana, una carrera a Burnout Paradise, y por la tarde, una ronda a Chase HQ. Quizá sea la postura más equilibrada: fusionar presente con pasado.

En mi caso, el año 2006 marcó el punto de inflexión. Yo era un jugador asiduo a la PS2. Me enganché totalmente a esta consola, estaba al tanto de sus novedades, me informaba en revistas, llegué a tener una colección de 40 juegos (algún día abriré una entrada sobre eso). Incluso me sumé a ciertas modas como la del Singstar. Era un forofo incondicional de la negra de Sony. Me alegraba cuando Hobby Consolas otorgaba un 96 a Final Fantasy X o un 97 a GTA San Andreas. Celebraba por todo lo alto que la Play 2 fuera elegida consola del año en las votaciones que cada año organizaba la revista. 

Aunque en este blog os pueda dar la imagen de abuelo cebolleta trasnochado (mirad al tipejo este, que solo sabe hablar de juegos viejos jejeje), hace quince años subí a la cresta de la vanguardia. Aunque os cueste creerlo es así. 



En junio de 2006 hice la Selectividad. Los resultados fueron magníficos. Saqué un 9,12. En esos años la nota era sobre 10, y no sobre 14. Me concedieron una suculenta matrícula de honor, lo que me permitió que el primer año de Universidad me saliera gratis.

Entonces, mis padres consideraron que merecía un premio. Nunca he sido partidario de recibir regalos por estas cosas, y mira que he tenido hitos académicos que celebrar. Un buen resultado, fruto de horas de esfuerzo, es la mejor recompensa que uno puede tener. 

No obstante, al tratarse de algo especial (no todos los días se saca un sobresaliente en la PAU), hicimos una excepción. En septiembre no tenía que pagar matrícula universitaria. Me ahorraba 500 eurazos. Con ese dinero mis padres me regalaron mi primer ordenador, que me vendría muy bien para mis estudios de Filología Hispánica, que fue la carrera elegida.


Cuando entró en casa la computadora, enseguida me enredé en el apasionado mundo de la emulación. Enseguida descubrí que había programas que reproducían videojuegos de sistemas antiguos. Fue como viajar en el tiempo: volver a jugar a la NES, a la Atari 2600, al Amstrad, a la PSX, a Super Nintendo, a la Megadrive, a la Master System...Se me saltaron las lágrimas cuando vi correr el Pokemon Snap por primera vez en el Project 64!!!!!!!!!!!!!!!

La cantidad de espinitas que me pude quitar ese verano gracias a la emulación, ya que muchos juegos que siempre había deseado tener, ahora estaban al alcance de mi mano. Iba a disfrutar de ellos en todo su esplendor 

Y así nació mi pasión por el mundo retro. Esto me permitió conocer sistemas que por mi juventud eran inaccesibles como MSX o Commodore 64, y descubrí todo su potencial. Un tesoro!!!!!!!!!!

Los videojuegos retro me cegaron por completo. Lo admito. Me vi tan encandilado que poco a poco fui desconectándome de la actualidad. Primero, dejé de comprar revistas en papel. Con Internet disponía de un amplio elenco de publicaciones digitales especializadas que se actualizaban a diario. La colección de juegos de mi Play 2 dejó de crecer de un mes para otro. No tenía tiempo!!!!!!!!


El último juego lo compré en octubre de 2006. Lo recuerdo como si fuera ayer. Llevaba apenas un mes de universidad, y la paga semanal se me iba en libros de lectura (El Cid, La Celestina, Los Milagros de Berceo, El Libro de Buen Amor...). 

Realmente, desde que me compraron el ordenador jugaba cada vez menos a la Play 2. Además, yo, que soy muy exigente y perfeccionista con los estudios, di prioridad a sacar buenos resultados académicos sobre el frikeo. El poco tiempo libre lo dedicaba a los emuladores. Si a esto le sumamos que la negra de Sony iniciaba su fase final de vida, esto olía a final de ciclo.

Podríamos decir que mi muerte/óbito/fallecimiento/final/ocaso como jugador ligado a la actualidad (y no como apasionado del mundillo, que lo sigo siendo), se produjo a mediados de octubre del 2006 con un título de Ubisoft muy interesante.

Puedo decir con orgullo que mi último contacto físico con un videojuego, mi última compra, fue XIII, un shooter en primera persona del año 2003, que salió para PS2, Xbox y Gamecube.


Era un título tremendamente original, ya que estaba diseñado con la técnica del cel shanding, es decir, con gráficos de dibujos animados (cartoon). Su estética nos evoca al cómic book: los personajes hablan con bocadillos, hay onomatopeyas, y las secuencias son viñetas. Da la impresión de que estamos ante un tebeo. El argumento se basa en una serie de historietas belga del año 1984 (que se llama igual que el juego)

El protagonista se ha cargado al presidente de los Estados Unidos (John Fitzgerald Kennedy). Sufre una crisis de amnesia. Despierta en una playa y es incapaz de recordar el atroz crimen. No sabe quién es, ni qué hace ahí, ni cómo se llama. Solo le duele la cabeza. 


El desarrollo mezcla acción y sigilo, realismo y ficción. Se puede lanzar el mobiliario (mesas, botellas, sillas...) contra los enemigos, e incluso utilizar a estos como escudo/rehén y arrebatarles el arma

Lamentablemente, no lo llegué a completar, ya que en cierto punto el nivel de dificultad se dispara y los enemigos tienen una puntería que da miedo. 

En definitiva: mi muerte videojueguil se produjo con XIII. ¿Queréis saber con qué título se produjo mi bautizo como jugador? Fue con River Raid, de la Atari 2600

Una tía, en las navidades de 1992, nos regaló a cada uno de los primos una clónica de la Atari 2600, con los típicos cartuchos de 100 in 1. 

Yo tenía 4 años. Recuerdo que seleccioné uno de los juegos al azar, y salió el River Raid. Enseguida se convirtió en uno de mis títulos favoritos. Fue creado por Activision en el año 1982


Es un juego de aviación militar. Controlamos un avión de caza que debe ascender por un río atestado de enemigos: barcos, helicópteros, globos aerostáticos, aviones y tanques. 

El objetivo consiste en avanzar a través del curso fluvial, destruir a los enemigos con disparos, abrirnos paso a través de los puentes que bloquean el camino, y evitar chocarnos con los márgenes de la ribera

El aeroplano cuenta con una barra de gasolina, que se agota poco a poco. Si no queremos quedarnos sin combustible, habrá que reponerlo periódicamente, pasando por encima de los tanques de fuel que nos encontremos por el camino. No se os ocurra disparar a los bidones!!!!!!. Si los destruimos, no podremos reponer el depósito.

En este juego el disparo sin control se paga caro: si cae metralla a las cajas de gasolina estas explotan y el avión no podrá cargar combustible. 

Cuando nos quede poco fuel, sonarán unos pitidos muy molestos (que a mí me daban mal rollo y cague) avisándonos de que, o reponemos gasolina, o caemos al agua


Los enemigos son muy inteligentes. Siempre se cruzan en nuestra trayectoria, para propiciar la colisión. De vez en cuando, hay bifurcaciones en el cauce del río (podemos elegir derecha o izquierda). El avión posee un sistema de dos velocidades: una más rápida, y otra más lenta. 

El clon más famoso de River Raid es Bermuda. También estaba en mi flamante cartucho. La mecánica es idéntica. Lo que cambia es la estética. En lugar de sobrevolar un río, lo hacemos a mar abierto, por lo que el espacio para mover el avión es más diáfano y amplio, y menos claustrofóbico. Mucho cuidado de no estamparse contra las montañas.


Me ha encantado compartir con vosotros mi biografía videojueguil, mi alfa y mi omega, mi principio y mi final, mi origen y mi destino.

No obstante, la vida da muchas vueltas y es muy larga. ¿Quién sabe lo que nos deparará el futuro? A lo mejor, dentro de un tiempo, por circunstancias, vuelvo a reencontrarme con la actualidad. Nunca puedes decir de este agua no beberé. 

De todas formas, sea jugador retro o sea jugador actual, yo creo que hay un valor que es fundamental en ambos casos, y es el amor y la pasión que uno siente por los videojuegos. Eso es lo maravilloso: que la ilusión no desaparezca, que cada uno de nosotros, como decía Machado, haga su camino, a su manera, y lo viva intensamente. 

4 comentarios:

  1. Hay que decirlo, los videojuegos son un hobby que consume tiempo como ninguno. Mi ritmo para jugarlos disminuyó considerablemente tras ingresar a la universidad, y si bien me informo de la actualidad, no llego a jugar muchos ejemplares de años recientes, más que nada porque no es una buena inversión comprarlos a precio de salida si van a quedarse juntando polvo, por lo que limité la adquisición de ellos a máximo uno o dos por año (total, siempre se pueden conseguir a precio de ganga en el futuro). Podría decir que Super Smash Bros. Ultimate de Switch fue el último juego que compré a lo que llamamos full-price. Cuando dedico unas pocas horas, por ejemplo, durante la semana, suelen ser juegos de PC con modalidad online para compartir con colegas en Discord, ya que bien se sabe que con amigos cualquier medianía de 5/10 se hace un 10/10 por las risas.

    Al igual que el autor de este blog, valoro mucho lo retro. Tengo literalmente una partición de poco menos de un terabyte dedicada a emuladores (mientras más recientes las máquinas, más espacio ocupan sus juegos), aunque esto ya es manía: disfruté el descargarlos y organizarlos casi tanto como el jugarlos esporádicamente. Quizás tengo madera de coleccionista físico, aunque mi cartera se aflige con la consideración de esa idea. Intercalo juegos sin importarme si son de hace dos o veinte años, al igual que se ha hecho todo el tiempo con libros y películas. Se puede decir que esta afición nunca se va del todo, simplemente se recoge a la espera de que tengamos otra festividad, otro periodo vacacional en el cual podamos atizar el mando a gusto.

    Un saludo.

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    1. Muchísimas gracias por tu aportación. Muy interesante!!!!!!!

      En mi caso podría decirse que la Universidad marcó también mi inicio hacia lo retro. Recuerdo especialmente ese verano de 2006 cuando empecé a probar los emuladores...tú no sabes la satisfacción que daba cada vez que instalaba el programa y tras configurarlo pertinentemente, veías que funcionaba. Te daba un gustazo increíble, ya que eso suponía retroceder 10-20 años en el tiempo y poder jugar a aquellos juegos que en su momento no pude. El placer que que daba ver correr a Sonic o a Alex Kidd en mi ordenador. O poder jugar a una joya como Zelda Majora's Mask, que en su momento no pude catar.

      Por ejemplo, de niño veía en el Amstrad un video demostración del Roland in Time (abrí una entrada en diciembre sobre este tema). Durante un tiempo, mi sueño era poder jugar a ese juego. Pues gracias a la emulación lo pude cumplir...tuve que esperar 10 años, pero la espinita que tenía clavada me la saqué.

      Me apasioné tanto ese verano preuniversitario que al final, de una manera intuitiva y natural, me quedé anclado en la PS2. Y eso que a esa consola le di bastante caña, y todavía hoy la tengo en mi habitación y de vez en cuando me echo mis partidas al Burnout 2, al Fifa 2004, al Need For Speed Underground 2, al San Andreas, a la trilogia del Jak and Daxter, al Tekken 5. En mi época de ESO-Bachillerato me daban una paga entre 15-20 euros, y como yo no era de salir por ahí, casi todo me lo gastaba en libros y en juegos (mis dos pasiones). Y al mes caían mínimo 2 juegos. Y de hecho, tengo una colección de casi 30 juegos en la PS2. Una de las entradas que tengo pensado hacer dentro de poco es una foto de esa colección.

      Al final, como bien dices, lo natural es combinar lo retro con lo moderno. Las dos cosas son compatibles. Precisamente lo hablaba esta noche con un gran amigo mío. Disfrutas con el pasado, y disfrutas con el presente. Y es todo un orgullo poder sentirnos unos frikis de este mundillo, mostrando en todo momento nuestro amor y pasión por los juegos, ya sean de una época o de otra.

      Muchas gracias por tu aportación!!!!!!!!!!!

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  2. Precisamente cuando yo empecé la universidad o alrededor de un año después empezaron a florecer los "cybers". Entonces era inimaginable tener internet en casa así que yo me reunía con los guiris que abarrotaban los "cyber cafés" cercanos a mi escuela universitaria para bajarme toda rom y todo emulador que pillase (aparte de las cosas que necesitaba para la carrera), a 1 euro la hora y con mi Cd Verbatim. XD, gracias a un reportaje de la Micromanía del año 2000 que me descubrió el maravilloso mundo de los emuladores. Hasta finales de 2005 no pude tener internet y justo ese año empezaron a cerrar la mayoría de los locales de golpe.

    Saludos Regenerador.

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    1. Muchas gracias por compartir tu experiencia VEGARO. Yo solo lo tuve un año después que tú, en junio de 2006 cuando acabé la Selectividad.

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