En la entrada de hoy vamos a comentar una de las situaciones más llamativas y curiosas que se pueden llegar a vivir en el primer Contra, versión Nintendo (NES), producido por Konami, allá por el año 1987.
El nivel número 5 del juego se titula Snow Field, y como su nombre indica, se desarrolla en un campo nevado, en medio de la noche, con un cielo negro estrellado y zonas boscosas a modo de decorado. Tendremos que avanzar por plataformas heladas cubiertas de nieve
En este punto de la aventura, la dificultad comienza a dispararse de forma considerable. Además de los soldados comunes de otros niveles, nos aparecerán enemigos armados con peligrosas y pesadas torretas que nos lanzarán ráfagas de bala.
Al cruzar por las zonas de árboles, nos lloverán montones de granadas que estallarán al caer al suelo y nos dañarán si estamos cerca de la explosión. Tendremos que cruzar zonas extensas lo más rápido posible aprovechando los intervalos entre un bombardeo y el siguiente.
Además, habrá que saltar por plataformas que cruzan lagos helados, que nos provocarán la muerte instantánea al caer en ellos. Mientras que el agua del nivel 1 (la jungla) era navegable, y podíamos avanzar nadando por ella, la de este nivel no lo es.
El momento más álgido de la fase se produce al llegar a unas pasarelas heladas donde nos veremos las caras con unos tanques gigantes. Es aquí donde se produce la delirante estampa que me ha motivado a abrir la entrada hoy.
El objetivo de la tanqueta será aplastarnos a toda costa. En cuanto aparezca en la pantalla avanzará peligrosamente hacia nosotros, a ritmo lento (ya que es muy grande y pesada), pero sin pausa, mientras nos dispara algunas balas que habrá que esquivar.
El protagonista deberá hacer uso de su arma como si no hubiera un mañana. Disparar y disparar, hasta acabar con sus defensas. No hay otra. Es una cuestión de rapidez y velocidad. Cuanto más tiempo las balas hagan contacto con su carcasa, antes empezará a debilitarse.
La clave es destruir el tanque antes de que se acerque a nosotros y nos aplaste. Si el vehículo llega a nuestra altura, seremos hombre muerto y perderemos una vida. Habrá que pulsar el botón de disparo lo más rápido que podamos para aprovechar el máximo número de balas posibles. Es una lucha contra el tiempo, ya que el tanque se acabará estampando queramos o no.
Cuando el bicho empiece a cambiar de color significa que se está debilitando. Cada vez adquirirá tonos rojizos más intensos, hasta que al final se desintegre. Esto significa que lo habremos vencido. En total, tendremos que enfrentarnos a dos tanques a lo largo del nivel.
En esta lucha podía darse una situación muy curiosa que era perder la batalla contra el tanque antes de empezarla. En ese caso, se trataba de un combate imposible, ya que por muy bien que lo hiciéramos, si no teníamos los recursos o no se daban las condiciones necesarias, no podíamos vencer, ya que nuestro armamento era muy débil para derrotarlo.
Si nos presentábamos en la pasarela con el arma básica, la que venía por defecto al empezar la aventura o después de perder una vida, sin ningún tipo de potenciador ni poder extra, el combate resultaba imposible. Era una cuestión matemática. El subfúsil semiautomático que nos daban como arma estándar, aunque tenía munición infinita, disparaba balas de forma lenta, de una en una. No teníamos margen de tiempo para acabar con el tanque antes de que llegara a nosotros.
Aunque nos dejáramos el dedo pulsando el botón de disparo, el arma era tan morosa, que aprovechando todos los segundos posibles no daba margen para acabar con el tanque. El avance del vehículo era más rápido que el poder del arma. Por tanto, cuando llegabas a la zona de la tanqueta sin potenciador ya nos podíamos dar por muertos. Es como ir a una guerra sin previsiones ni equipamiento.
Para salir victorioso en la batalla lo mejor era usar el arma de dispersión, combinada con un potenciador de velocidad, aunque valía cualquier otra arma que no fuera la básica. Se lanzaban 5 balas a la vez, a una velocidad decente, suficiente para destrozar la máquina con margen de maniobra y sobrando algo de espacio
Yo lo hacía así y me funcionaba. No obstante, tenemos que poner mil ojos durante el avance por la fase, ya que si perdemos una vida antes de llegar a los tanques, volveremos al arma básica, sin potenciadores, y nos presentaremos a la pasarela en cueros, condenados a la derrota. Por tanto, arma siempre reforzada y nada de muertes tontos antes de la batalla contra el tanque
Contemplar cómo la tanqueta se nos viene encima es una de las estampas más intensas y emblemáticas de este primer Contra. Cuando no vas bien armado, sientes gran impotencia y rabia, ya que una partida perfecta se puede ir a la M, por un fallo tan tonto
Hola, los tanques se vencen de sobra con cualquier arma, incluida la básica. Lo he hecho varias veces, cuatro balas del arma básica hacen exactamente el mismo daño que un láser completo. Cuestión de timing.
ResponderEliminarPor eso puse el título entre interrogaciones. Eran sensaciones mías que no sabía si eran ciertas o no. A mí nunca me salió con el arma básica (y por eso abrí la entrada contando la experiencia, desde mi punto de vista, como anécdota personal).
EliminarMe alegra mucha que me hayas roto ese mito que tenía creado en torno a esta sección de Contra (es lo bonito de este mundillo)
Muchas gracias por tu aportación. Eres la primera persona que hace un comentario al blog y para mí es muy importante, después de estos 8 meses de dedicación y pasión.
La verdad es que tiene que ser interesante llegar a derrotar el tanque de esa manera. Me imagino que te exigirán una rapidez prácticamente perfecta...todo muy milimétrico. Yo era incapaz en su momento y por eso, necesitaba llegar a esta parte bien armado. Si no...me iba al hoyo bien rápido.
Muchas gracias y un saludo!!!!!!!