Hoy voy a compartir con vosotros los recuerdos que guardo sobre uno de los programas de televisión más emblemáticos de los años noventa, en el que el videojuego cobraba un papel fundamental.
Se llamaba Zona de juegos. Se emitió por La 2 de Televisión Española entre 1993 y 1995, en horario de tarde una vez a la semana. Durante un tiempo estuvo presentado por un tal Benji, y después, que es la etapa que yo recuerdo con más lucidez, por Miguel Ortiz.
Se trataba de un concurso por equipos de dos niños cada uno, que competían en diferentes pruebas relacionadas con los videojuegos para acumular la mayor cantidad de puntos y optar a diferentes premios como bicicletas, ordenadores, radiocasetes, impresoras, cámaras de fotos. El equipo que más puntos tuviera al final de la tarde tendría el privilegio de poder entrar en un mundo virtual y convertirse por unos segundos en protagonista de un videojuego.
Zona de Juegos era la versión española de un programa de gran éxito en la televisión nortemaericana, que se llamaba Nick Arcade. El concurso tenía tres fases:
-La primera se llamaba combate de decibelios, y consistía en un partida al Pong, usando el suelo del plató como pantalla gigante. Aunque la versión del clásico de Atari se modernizó y actualizó a los nuevos tiempos, no dejaba de ser un juego de 1972 (pero un poco más bonito y electrónico), y mucha gente, sobre todo los niños de la generación de la Super Nintendo y la Megadrive, les parecía que el juego olía un poco a naftalina y como máquina recreativa se había quedado desfasada. Esta primera sección del programa servía para sumar los primeros puntos y ganar el primer turno en la segunda parte.
-La segunda parte era la más emocionante, y para mí, la más esperada. Los dos equipos controlaban a un personaje virtual llamado Benito, el cual se movía en una especie de tablero virtual con casillas, muy en la línea de Dragones y Mazmorras. Los miembros de cada equipo debían decidir hacia qué dirección mover a Benito, y por tanto, qué casilla abrir.
Dentro de cada casilla podía haber un premio, una penalización (normalmente, un enemigo que hacía perder el turno de juego al equipo) y una prueba, que nos permitía ganar y/o apostar puntos.
Los retos consistían en preguntas de cultura general, deportes, pruebas de memoria, y video-retos. Estos últimos eran los más esperados por los niños.
Cuando estaba en el sofá viendo el programa, mi deseo era que alguien cayera en la casilla, ya que los concursantes se enfundaban a los mandos de la Super NES para superar pruebas contrarreloj en los juegos más populares de esta consola. Desde pasarse un circuito de Super Mario Kart en un minuto, a completar en un número determinado de segundos un nivel de Donkey Kong Country, Super Punch-Out, Street Fighter 2 o Kid Klown in Crazy Chase.
Todos los niños de España que nunca habían probado una Super NES flipaban en colores al ver el Modo 7. Yo recuerdo ver la jungla de Donkey Kong con esas texturas y esos fondos y alucinaba ya que parecía un juego de una generación posterior. Todavía hoy recuerdo cómo pegaba un bote y aplaudía desde el sofá cada vez que salía la casilla Video-Reto y me cabreaba cuando un día no aparecía. Y por otro lado, ver a esos niños jugando a la Super Nintendo daba una envidia sana...todos ansiábamos tener en casa esa consola!!!!!!!!
-Después de esta sección, volvía a repetirse un segundo combate de decibelios, y a continuación, un segundo tablero con Benito, que en lugar de ambientarse en las afueras de un castillo, lo hacía en el interior de unos calabozos. El equipo que más puntos tuviera al acabar el segundo tablero de Benito, pasaba a la fase final del juego.
-Esta tercera fase se llamaba Zona de juegos (que daba título al programa). Uno de los concursantes se introducía en un mundo virtual, muy parecido a lo que sucedía en El rescate del talismán. Debía recorrer varios escenarios (ambientados en una biblioteca, una montaña y un jefe final de nombre Descelebrator) superando obstáculos, esquivando enemigos o recogiendo objetos, y el espectador, desde su casa, veía como el niño parecía un personaje/héroe de videojuego.
Evidentemente, la tecnología vista desde la perspectiva actual es muy rudimentaria. Se trata de un simple croma sobre el que proyectan paisajes virtuales, y un motor de detecciones de impactos, que no era del todo preciso, así que muchas veces los concursantes conseguían superar la prueba de una forma demasiado fácil. Eso era lo que había en aquella época para poder exprimir esa sensación de convertirte en un personaje de videojuego. Y ya era bastante moderno en ese momento, aunque hoy no lo parezca
Y con este recuerdo nostálgico, cerramos la última entrada del blog de este 2019. Nos vemos el año que viene con muchos más cachitos videojueguiles!!!!!!!!!!!!!
Feliz año a todos!!!!!!!!!!!!!!!!
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