viernes, 24 de julio de 2020

Juegos en páginas web: Habbo Hotel


Bienvenidos a una nueva entrega de juegos en páginas web. Hoy vamos a tratar un clásico. Se podría decir que es una mezcla de videojuego y red social. Llegó a España en Septiembre de 2003. Se trata de Habbo Hotel.

Fue uno de mis destinos favoritos en aquel verano de 2006. En realidad, se trata de un chat con una puesta en escena llamativa y atractiva. Al final, el sentido de este portal era hablar con gente, entablar conversaciones, conocer a otras personas, pasar el rato parlando de tonterías y chorradas varias...El hotel, las habitaciones, los muebles, las salas, los personajes, las piscinas, los jacuzis, las bebidas, los créditos, era el envoltorio y decorado perfecto para poder chatear.


Nos teníamos que crear un personaje, ponerle ropa, peinado, nombre y ocupación. Una vez hecho eso podíamos movernos por las diferentes habitaciones del hotel (el recibidor, el restaurante, la piscina, el teatro, la terraza...) y hablar con otros personajes, detrás de los cuales había personas como nosotros que también querían pasar un buen rato. 

Algunas salas eran grandísimas y recuerdo ver a los muñecos enanos enanos. Las conversaciones eran públicas, de forma que podíamos leer todo lo que la gente escribía, aunque nuestro muñeco estuviera lejos de las demás personas. Aunque también se podía susurrar para que solo nos escuchara la persona de al lado.

Los bocadillos con los diálogos se sucedían de manera fluida, al lado siempre de los monigotes que hablaban. 

A veces, yo hacía un poco de vieja del visillo y entraba a una sala solo para leer conversaciones de la gente y ver el ambiente que se cocía. Me gustaba ver la habitación, el mobiliario, la gente hablando, todo lleno de usuarios...como quien va a dar un paseo por el centro de la ciudad a ver qué se cuece


La verdad es que hablar siendo un personaje se hacía raro. Había gente que utilizaba Habbo Hotel como chat normal, para hablar de sí mismo (de la ciudad donde vive, su trabajo, sus gustos, sus aficiones, de su vida...). 

Pero también había otros individuos que simplemente simulaban un rol, se metían en la piel de un personaje inventado y lo desarrollaban como si fuera una obra de teatro. En plan: juego a que soy un futbolista famoso y admirado jijijejejej

Entonces, la realidad se mezclaba con la ficción y ya no sabían si detrás de ese personaje era una persona de verdad que te hablaba de ella misma, o era una persona que se metía en la piel de otra. Por lo tanto, no era un chat para tomárselo en serio jejejjee. 

También había bots, así como moderadores que se dedicaban a vigilar el desarrollo de las conversaciones para evitar insultos, faltas de respeto, temas polémicos, actitudes xenófobas...Todavía recuerdo al escribir una palabra malsonante esta no aparecía en el chat. Se transformaba automáticamente en la palabra "bobba": Hijo de "bobba" jejejjee Por supuesto, si incumplías las normas te podían echar del hotel para siempre.


Yo si os digo la verdad nunca usé Habbo Hotel para chatear. Me gustaba meterme de espectador, para ver el ambiente, la gente hablando, el diseño de las salas. Me estresaba hablar con gente sin saber quién era. Cada vez que se me acercaba un personaje y me decía algo, directamente me iba de la sala echando leches, ya que no me gustaba hablar con desconocidos jejjeje. 

Además de las salas públicas, estaban las privadas, que eran diseñadas y dirigidas por otros usuarios. Una cosa buena es que organizaban juegos como jinkanas, carreras, competiciones de la sillas locas, grandes hermanos, concursos culturales...

A veces, detrás de estas competiciones había timadores que prometían algún premio al ganador, y luego no se lo daban. Yo llegué a ganar varios juegos de estos y nunca me dieron la recompensa prometida. De todas formas, lo importante es pasarlo bien. Al ser zonas privadas, el dueño te puede echar en cualquier momento (lo que venía siendo un kik en el lenguaje de habbo hotel)


A mí me encantaba pasearme por las salas privadas, ya que tenían ambientaciones temáticas muy chulas, en plan años 20, Haway, La Luna...Había auténticas obras de arte. El ingenio y la creatividad de la gente a la hora de construir sus salas era alucinante. Yo me quedaba alucinado viendo las decoraciones, el mobiliario. Se notaba que esa gente había dedicado un montón de tiempo y dinero a currarse sus salas.

Yo jamás entendí cómo podía haber gente capaz de gastarse dinero en estas cosas. Sentía admiración por el talento creador, pero por otra parte me daba pena por la cantidad de créditos que habían tenido que desembolsar para crear esas salas tan maravillosas. Ya son ganas de gastarse cientos de euros en comprar una cosa que es ficción, que una vez apagas la pantalla del ordenador, no tiene valor ninguno

Es verdad que muchos usuarios se hicieron famosos por tener salas muy guapas, organizar eventos, crear juegos de una forma sana, pero también hay que reconocer que pagar para alcanzar ese estatus es un poco fuerte. 

¿Qué utilidad tiene gastar tu dinero en algo que es humo? ¿No sería más enriquecedor destinar ese dinero que te ibas a gastar en muebles para el Habbo en una merienda con la familia o los amigos, a los que vas a ver en persona y pasarlo bien cara a acara? Evidentemente, cada uno es como es, pero yo siempre he preferido gastar el dinero en cosas que me vayan a aportar y la comunicación real y personal siempre será más valiosa que lo que pase dentro de una pantalla. Fuera de ella no eres nadie. Entonces, no le veo sentido.


De vez en cuando (Navidades, cumpleaños...) el propio hotel obsequiaba a los usuarios con algún mueble gratuito. Este fue mi único periplo con los furnis. Llegué a tener mi propia sala con un sillón, una máquina de refrescos y una plantita. Todo a base de regalos jjejjejejee. Y evidentemente, era tan simple que nunca recibí ninguna visita (ni falta que hacía). 

Como en todo centro social, podemos tener nuestra lista de amigos, mandar mensajes privados, hacer regalos...

Los usuarios podían pagar una suscripción, la cual conllevaba una serie de beneficios adicionales. Estos jugadores tenían el honor de convertirse en miembros del Habbo Club (posteriormente Club VIP) y podían lucir una placa de identificación que les acreditaba pertenecer a tan selecto grupo


Además, podían recibir puntos para canjear por muebles, entrar a salas exclusivas para ellos y usar objetos, prendas y decoraciones especiales. En lugar de 300, podían tener hasta 1000 amigos.

En fin...formas que tenía el servicio para engatusar a la gente y sacar dinero jejjeje. A mí me llamaba la atención la cantidad de gente que estaba dispuesta a pagar por eso, ya que en una sala de 50 personas, podías encontrarte con 5-6 vips perfectamente. Yo le decía a mi madre que había gente que se gastaba fortunas en muebles virtuales o suscripciones pàra ser VIP y se echaba las manos a la cabeza.


Me ha gustado mucho recordar este híbrido entre videojuego y red social, ya que hubo una época allá por verano del 2006 que tenía que entrar todos los días. Nunca llegué a hacer amigos, pero me lo pasaba bien recorriendo el hotel y participando en los juegos.

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