lunes, 6 de julio de 2020

Boxing (Atari 2600): noqueando que es gerundio


Hoy vamos a recordar uno de los títulos míticos de mi niñez, que es todo un clásico de la Atari 2600: Boxing. Fue producido por Activision en el año 1980. 

Si hay algo que me gusta de este tipo de juegos es la aplicación de la fórmula "menos es más". Con un fondo cromático verde, un cuadrado marrón y un par de sprites, teníamos el mejor de juego de boxeo de aquellos años. Fijaos con qué sencillez se podía crear un gran producto.

A mí me gusta llamar a este tipo de propuestas juegos puros, desnudos, lacónicos, absolutos, tersos... Se despojan de todo lo accesorio y se quedan con el concepto más esencial, más elemental. Haciendo un paralelismo con la lírica de Juan Ramón Jiménez (uno de mis autores favoritos), diríamos que se trata de una poesía pura. En este caso, un juego puro jejejjee.


El planteamiento no puede ser más accesible. Estamos en un ring de pelea. Hay dos boxeadores: uno de color negro, y otro de color blanco. El diseño de los luchadores no puede ser más esquemático, en perspectiva cenital: un círculo (cabeza), dos rayas (brazos), y dos círculos (puños). Todo muy bien simétrico y cuadriculado jejejjee

Nuestro objetivo será movernos por el área de juego, esquivando los puñetazos del rival, y a la vez, intentando golpearle con nuestros guantes.

Por cada golpe que le demos, nos darán 2 puntos (si le atacamos en el centro de la cabeza) o 1 (si le damos en el lateral). Si le golpeamos en el brazo, el enemigo no recibirá daño y no sumaremos ni un punto. Lo mismo se aplica al contrario: 0 puntos si nos da en el brazo, 1 en el lateral, y 2 en el centro de la cabeza.

Cada juego posee una duración de 2 minutos. El boxeador que más puntos consiga en ese tiempo será el ganador.


Podremos jugar uno contra la máquina, pero también dos jugadores entre sí. Cuando yo tenía 4-5 años me pasaba las tardes enteras jugando con mi padre jejjejee.

Una de las cosas más llamativas es que el juego no tenía música. Realmente, muy pocos títulos incorporaban melodías a comienzos de los 80. Tan solo, efectos sonoros bastante rudimentarios y primitivos. Concretamente, dos. Uno, más tenue, cuando el puño daba al brazo y no hacíamos daño; Y otro, más fuerte y contundente, cuando golpeábamos y hacíamos pupa al rival. Al acabar el tiempo sonaba un pequeño pitido de campana.


En fin...juego mítico donde los haya. Cada vez que echo una partida no puedo evitar emocionarme al ver cómo una idea tan sencilla fue capaz de hacerme pasar tantas horas de mi infancia. Sin necesidad de grandes efectos gráficos, ni tirar la casa por la ventana incorporando ideas desorbitadas, con una fachada sonora tan simple...y a pesar de ello nos divertíamos. Es la grandeza de los pequeños juegos

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