domingo, 28 de junio de 2020

Nueva ración de melodías telefónicas de videojuegos



No hay dos sin tres. Le he cogido el gusto a esto de enseñar música de videojuegos que han formado parte de mi repertorio de tonos telefónicos. Todavía me quedaron algunas en el tintero, así que hoy rematamos la faena. Es un placer para los oídos escuchar soniquetes como los que vamos a recordar hoy.

Empezamos con un clásico. Se trata de Mute City, el tema más conocido de la saga F-Zero, el juego de carreras futuristas más famoso de Nintendo. He llegado a tener varias versiones en mi móvil: la de SNES, mucho más limpia y convencional, y la de Nintendo 64, que suena más moderna y electrónica

De esta música tengo un recuerdo muy bonito. Antes de instalarme el whasap en mi teléfono móvil me comunicaba con mi amiga Carmen (que vive en Finlandia) vía correo electrónico. 

Todas las semanas no paraban de rular mails Turku-Ciudad Real en los que nos contábamos las aventuras y desventuras que habíamos vivido esos días: mi preparación de las oposiciones, sus primeros logros aprendiendo finés, mis viajes con la familia, su primer empleo en el extranjero, su primer invierno en tierras nórdicas con días de 5 horas..

Entonces, cada vez que llegaba un correo electrónico, sonaba la famosa melodía de Mute City


Otra música que me chifla y necesito poner de vez en cuando en el móvil es Just a Day de Feeder. Se trata del tema principal de Gran Turismo 3 A-Spec. Fue compuesto en el año 2001 para el famoso simulador de conducción de Sony. 

Lo escuché por primera vez a finales de 2002, en una demo que me regalaron al adquirir mi Play Station 2. El disco incluía un video de GT3, con la famosa canción. Y aunque yo no soy muy rockero, el ritmo me cautivó, y no podía dejar de deleitarme y ver el video una y otra vez. Y de vez en cuando (en la bañera, cuando me da por canturrear...), acabo tarareándolo

Gracias a Crazy Taxi y Gran Turismo 3 conseguí que me gustara este género musical. Y como es lógico, lo acabé poniendo como tono telefónico.


El siguiente tema me traslada a mi más tierna infancia. ¿Quién no ha cantado alguna vez la canción de Oh Susana? 

Se trata del tema principal de Tapper, un juego de Midway del año 1983 en el que controlamos a un camarero que debe repartir jarras de cerveza a sus clientes. La melodía la conocí a la vez en la escuela (era la típica canción infantil que se recitaba al entrar o salir del cole) y en casa (de jugar a Tapper en mi Atari 2600). Resultaba curioso escuchar la misma canción en dos sitios tan antagónicos: el doméstico y el escolar

Os podrá parecer ridículo pero llegué a poner este tema en mi teléfono móvil con 23 añazos. Me gustaba. Me traía mucha nostalgia. Y como estaba en plena fiebre de la emulación le daba bien al Tapper jejjejee.


De este tema guardo una anécdota muy entrañable. 

Recuerdo que estaba a un examen de acabar la carrera. Era junio de 2011. Solo me quedaba la prueba de morfología para ser licenciado en Filología Hispánica. En esta asignatura conocí a una compañera muy maja, la cual tuvo un detallazo conmigo que nunca voy a olvidar.

Esta chica no podía venir todos los días a clase por motivos de trabajo, así que yo le dejaba todos mis apuntes. El examen oficial de morfología era un 7 de junio. Y la chavala tenía otro examen ese mismo día, así que habló con el profesor para que se lo hiciera un par de días antes. 

Como la alumna no era de nuestro grupo (solo hablaba conmigo), nadie de la clase sabía esta circunstancia, de que se iba a examinar antes que el resto.

Recuerdo que el mismo día que ella hizo el examen la chica me llamó para agradecerme lo de los apuntes, y además, me dijo las preguntas que le habían caído en el examen (por si a nosotros nos caía el mismo examen). La melodía que yo tenía cuando me llamó era el Oh Susana jejejjee

La chica me dijo el tema que le había caído para desarrollar, los conceptos para definir y las 10 palabras para analizar morfológicamente. Me las dijo, y yo, las apunté.

Evidentemente, aunque ella me dijera sus preguntas (con toda la buena intención del mundo), a mí no me gusta dejar las cosas al amparo de las casualidades, los azares y las suertes. Yo seguí estudiando con normalidad el temario, como si no me hubiera dicho nada, pero luego memoricé el examen que ella me dictó, por si las moscas, por si sonaba la flauta y el profe nos ponía la misma prueba que le pusieron a ella. Redacté el examen y analicé las palabras, y me lo aprendí de memoria por si acaso.

A los dos días se celebró el examen, y la suerte me sonrió. El profesor puso el mismo examen que a la chica jejjee. El docente pensó que como la chica no era del grupo y no se relacionaba con nadie de la clase no iba a decirnos nada, y para no tener que hacer dos exámenes, nos puso el mismo que a ella

Y como yo había estado practicando el día antes ese mismo examen, me salió clavado. Así da gusto hacer un examen jejejjejee. Matrícula de honor. La verdad es que fue una mezcla de suerte y también, de conocer a buena gente. Yo la ayudé con los apuntes. Ella me ayudó con el examen. Qué bonito es el karma a veces!!!!!!. Yo jamás pensé que iban a poner el mismo examen. De hecho, no se lo conté a nadie de mis compañeros (ya que pensaba que el profesor no iba a poner la misma prueba). Y resulta que no la cambió.

La siguiente melodía la puse a inicios del 2008 en mi móvil. Pertenece a un Action RPG de Nintendo llamado Arkista Ring. Yo estaba en segundo año de Universidad. Aquel enero tuvimos uno de los periodos de exámenes más estresantes que recuerdo. 7 pruebas entre finales y parciales. Una locura. Recuerdo que un día llegamos a tener dos exámenes.

A pesar de eso, después de la cena siempre me relajaba y había tiempo para disfrutar de mis juegos. No hay nada mejor al acabar una sesión maratoniana de estudio que echarse unos piques. Y aquellos estresantes días me piqué con el Arkista Ring. Recuerdo que llegado a cierto nivel, el emulador dejaba de funcionar. Pero recuerdo con mucho cariño el juego. Y por supuesto, grabé el tema del menú principal y lo puse como tono de móvil


No me puedo olvidar de otro clásico: el tema principal de Green Hill Zone del primer Sonic The Hedgehog. Esta melodía la uso ahora para cuando me llaman. Es sello identificativo jejejje. 

A la vez que tarareo la música siempre visualizo al erizo más famoso de los videojuegos rodando, saltando y trotando por esas praderas naturales con cascadas. 

                                     

Otro de mis temas favoritos es el que suena en el mundo de Alicia en el País de las Maravillas del primer Kingdom Hearts. Es oír la música y trasladarme a ese mítico bosque de lotos y esa malvada reina de corazones jejeje. La esencia Disney está ahí entre los acordes:

                                   

Una de mis estampas favoritas de Zelda Ocarine of Time es cuando Link pasea por las calles y plazas de Hyrule, en la zona del mercado. Ver a la gente caminando, haciendo compras, niños jugando al son de esa alegre y festiva melodía no tiene precio. Me saca siempre la alegría este tema, aunque tenga un día triste. La tuve en el móvil durante unos cuantos meses allá por los 20-21 años.

Recuerdo que tuve que hacer una presentación en la Universidad sobre poesía juglaresca y como el tema sonaba muy medieval lo puse como fondo de mi presentación.


Y cerramos el post de hoy con el tema principal de Twinbee, un shooter de scroll vertical con un look cartoon muy enternecedor. Data del año 1985. Está protagonizado por una abeja. En lugar de luchar contra naves espaciales o marcianos lo haremos contra fresas, tenedores o caritas sonrientes.

El tema musical es una delicia, ya que posee un comienzo muy épico y solemne, propio de un juego de acción. Después, se dulcifica y adquiere un tono más alegre y juguetón.

Durante unos meses este tema lo utilicé como alarma en el móvil para marcar el fin de mi jornada de estudio. Hubo una época allá por los años 2014-2015 que me dediqué a preparar mi propio temario de oposiciones. La verdad es que fue una tarea ardua a la vez que apasionante. Tener que confeccionar 72 temas desde cero no es fácil: venga a buscar información de diferentes libros y fuentes, venga a estructurar apartados, venga a seleccionar datos relevantes, venga a redactarlos de forma que quede medio mona...

En esta etapa de mi vida la situación se me fue un poco de las manos llegando a estar delante de los libros más de 16 horas seguidas. No podía parar. Quería el temario perfecto. No me quedaba contento. Siempre buscaba los fallos. Me ponía un límite de tiempo, pero luego no lo cumplía y seguía hasta altas horas de la madrugada. Mi obsesión era hacer temas perfectos y mi mente no pensaba en otra cosa, incluso en los supuestos momentos de descanso.

Menos mal que supe parar a tiempo, y una de las tácticas a las que recurrí fue ponerme una hora límite, y decir: a partir de esta hora se acabó, esté como esté el tema. Y si no lo acabo hoy, lo termino mañana, pero eso de pasarse horas y horas buscando una perfección que no existe, no. Por una cuestión de salud mental. Está bien ser exigente, pero hasta cierto punto.

Recuerdo que puse la música de Twinbee como alarma a las 8 de la tarde, y dije: una vez suene la canción, guardo el material de estudio y hasta mañana.

A partir de ahí, mi rendimiento fue in crescendo, y mi agobio menguando. Con tiempo de descanso, me sentía mucho mejor, y los temas salían que daban gusto. Lento pero seguro, y sin estrés.


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