Hoy voy a compartir con vosotros una anécdota que guardo con especial cariño. Cuando era un niño de 7-8 años solía ir con mis padres todos los viernes/sábados por la noche a casa de unos amigos que tenían un ordenador con el sistema MS-DOS, y algunos videojuegos. Entre ellos, el Trivial Persuit
Mientras los mayores tomaban algún piscolabis y charlaban un poco de la vida, a mí me encendían el ordenador para que me entretuviera y no diera ruido. Jugaba a un montón de títulos: el solitario, el buscaminas, un programa de rótulos, otro de mapas...
Sin embargo, el juego del trivial siempre fue mi favorito. No hace falta explayarse mucho en explicar su funcionamiento. Había un monigote narigudo de piel verde y pelo naranja que hacía de maestro de ceremonias. Lanzaba una flecha hacia el tablero el cual se dividía en 6 áreas: 1, 2, 3, 4, 5 y 6. Esto era como tirar un dado y teníamos que avanzar por el tablero tantas casillas como indicara el número en el que caía la flecha.
Cada casilla del tablero se asociaba a un tema (ciencia, geografía, ocio, arte...). Después de caer en la casilla, el muñeco nos pasaba a una habitación muy cuqui, rollo intelectual (con su reloj, sus libros, su chimenea, su alfombra, su escritorio, sus objetos de decoración...), y nos formulaba una pregunta. A veces, ponía en funcionamiento el equipo de audio si la pregunta requería escuchar una melodía, o desplegaba una pantalla si se requería ver una imagen
Y ahora viene lo bueno. El sistema se fiaba de la honestidad del jugador. Nos formulaban la pregunta. Nos dejaban un tiempo para pensarla. Y después, aparecía la respuesta correcta. En otras versiones del Trivial recuerdo que te daban varias opciones y había que elegir la correcta. Si marcabas una incorrecta, fallabas la pregunta.
En esta versión de MS-DOS no te dan a elegir entre varias respuestas. Directamente tenemos que decirla en voz alta (al resto de jugadores con los que jugamos en la habitación...o a nosotros mismos si no hay nadie más jejeje).
A continuación, aparece la respuesta correcta y el monigote nos preguntará si la hemos acertado. Entonces debemos ser leales y jugar limpio.
Si la respuesta que damos es la misma que la que sale en la pantalla, debemos decirle al muñeco que hemos acertado (y podremos seguir jugando). Si la respuesta que damos no coincide con la que aparece en pantalla, habremos fallado y tendremos que decirle que no la hemos acertado (y perderemos el turno).
Esto significa que podíamos mentirle a la máquina, y decir que habíamos acertado cuando realmente habíamos fallado. El programa se fiaba de nosotros y de nuestra honestidad. Podíamos pasarnos toda la partida diciendo que sí, que habíamos acertado (aunque falláramos o no supiéramos la respuesta) y acabar el juego en un santiamén hasta completar todos los quesitos.
De vez en cuando, el protagonista nos lanzaba alguna indirecta e ironía sobre el tema, en especial, cuando acertábamos muchas preguntas seguidas, en plan "me sorprende que esta la hayas acertado" o "espero que no hayas hecho ninguna trampa". Y yo, que era un inocente niño de 8 años, pensaba que en cualquier momento me iban a pillar, cual profesor que sabe que su alumno está tramando algo raro.
Yo, la mayoría de las veces, jugaba en serio y jamás se me ocurría mentir, pero en algunas ocasiones me gustaba ser malo y decirle a la máquina que había acertado siendo mentira.
Cuando jugaba con mi padre, a veces, recurría a la picaresca y la pillería y al fallar la pregunta decía a mi progenitor que le había dado a "respuesta correcta" porque me había equivocado de botón. Iba al darle al no, y sin querer le di al sí jajajjajajja.
La verdad es que ya me podía haber inventado otra excusa más elaborada. Olía a chamusquina desde la vuelta de la esquina.
Aunque también recuerdo en una ocasión haberme equivocado de verdad y decir que había fallado la pregunta cuando de verdad la había acertado (ahí sí se me fue la mano de verdad con el botón). Pero fue fácil de rectificar. En la siguiente pregunta que fallé, le di a acertar y así quedamos en paz jiji
En fin...me ha encantado contaros esta anécdota de abuelo cebolleta. Cada estampa videojueguil está acompañada de momentos entrañables.
Yo jugué a ese juego mucho antes que tú. Correría el año 91. Mi padre se compró el primer PC (un IBM Ps/1 386sx) y un vecino, que supongo que estudiaba informática en la universidad y que vino a enseñarle a mi padre a usar el ordenador, trajo consigo un montón de disquettes de 3 y 1/2" que incluían varios juegos piratas (Golden Axe, Prince of Persia, Xenon 2, F15 II, Lemmings, Tetris, Blockout, Test Drive...) y entre ellos el Trivial Pursuit que comentas, además en perfecto español y en modo CGA a 4 colores como el del vídeo.
ResponderEliminarA mí el juego me hacía mucha gracia precisamente por poder mentir al programa aunque como yo siempre jugaba solo sin competir con nadie pues me acababa hartando. Aún así le tengo cariño al juego. Y además que era un juego de 1987 que en esa época muy pocas personas tenían un ordenador Pc/ Amiga/ St en su casa (como mucho un 8 bit tipo Spectrum, Amstrad o MSX).
Saludos Regenerador.
Yo también jugaba solo, aunque alguna vez con mis padres, y ahí sí se le sacaba más partido.
Eliminar