viernes, 8 de noviembre de 2019

Extorsión: destruyendo escaparates en el centro comercial de Vice City


Quedarme varas semanas sin ordenador me ha venido francamente bien a pesar de los percances, ya que he podido dedicar un poquito más de mi tiempo libre a revivir grandes momentos de mi etapa como jugador de Play Station 2.A falta de pan, buenas son tortas. Y ahora, que por fin tengo ordenador nuevo, no hay nada mejor que estrenarlo con una nueva entrada del blog y así trasladaros mis impresiones de lo que he jugado estos días

Si el otro día recordamos una de las misiones más emblemáticas de GTA III, hoy lo haremos con uno de los retos más recordados Vice City: la misión extorsión, la cual nos encarga el abogado Ken Rosenberg una vez adquirimos la mansión de Starfish Island tras matar a Ricardo Díaz


En este punto de la aventura, el protagonista (Tommy Vercetti) debe hacerse respetar y ser considerado una figura de renombre en los bajos fondos de la ciudad. Para ello tenemos que chantajear a los dueños de las tiendas del centro comercial North Point para que nos pagaran protección después del asesinato a Díaz. ¿Y cuál era la mejor manera de extorsionar a los pobres comerciantes? Pues asustarlos haciendo daño a lo que más quieren: sus negocios y comercios. Destrozar los escaparates de las tiendas es el fin de esta misión

A pesar de la sencillez del planteamiento (ir al centro comercial y romper cuatro escaparates con katana/bate de baseball/martillo/uzi/pistola en mano), el reto tiene su intríngulis. Es más fácil decirlo que hacerlo


Para empezar, la misión tiene un tiempo límite (5 minutos) el cual se queda bastante corto, ya que la prueba no empieza dentro del centro comercial, sino en la casa de Tommy de Starfish Island. Un porcentaje importante del tiempo se va a consumir en el desplazamiento en coche. Y el centro comercial queda al norte de la ciudad, por lo que debemos recorrer medio mapeado sabiendo que todo lo que tardemos en el viaje será tiempo que se nos reste a la tarea de romper escaparates.

Al ser una misión contrarreloj los nervios afloran con facilidad y como a veces el destino es cruel no es descabellado que durante ese viaje haya más tráfico de lo normal, se ponga a llover o que por la presión del momento nos choquemos más de la cuenta, tengamos accidentes o perdamos el tiempo tontamente eligiendo una ruta larga. Sea lo que sea: cuando en GTA surge un reto con tiempo límite como este el mundo se pone contra nosotros y al final, es fácil pifiarla en un desplazamiento de punto A a punto B. Y esta misión da pie a ello. 

En su momento, yo cogía el helicóptero del tejado de la mansión para ir al centro comercial en el menor tiempo posible, pero el otro día cuando rejugué la misión lo hice todo a palo saco, en un coche normal, sin tanta ceremonia. Y me salió bien. Lo suyo sería gastar minuto-minuto y medio en el viaje, y el resto del tiempo dedicarlo a los escaparates. 

No obstante, ya sabéis que las circunstancias mandan y es fácil que el coche derrape, choquemos con alguien de frente, demos vueltas de campana o perdamos el control. Todo eso va achicando el tiempo 


La parte de destruir los escaparates también tiene su miga. El centro comercial posee dos alturas y los objetos están distribuidos por las dos plantas. Para que la misión sea un éxito hay que destrozar todas y cada una de las vidrieras de las tiendas. Si nos dejamos una (aunque sea pequeña) no sirve. Hay que dejar todo hecho añicos. Debemos romper el vidrio de los escaparates con una herramienta (cuchillo, martillo, machete, bate...) o una pistola. 

Os advierto que el cristal a veces se resiste y no se destruye tan fácilmente. No he visto un vidrio tan duro como el de esta misión. Lo más cómodo es usar un arma y desde lejos disparar a las vitrinas para ganar tiempo. Son muchos escaparates, y conviene hacerlo de forma ordenada sin dejarse ninguno. Si se nos olvida alguno, hay que volver atrás y romperlo. Y el tiempo no está como para perderse.


Para más inri, a medida que rompemos escaparates, se activarán las alarmas de las tiendas. Los dueños accederán al chantaje y nos ayudarán. No hay nada como ver sus joyerías/boutiques/videoclubs/librerías destrozados para que se asusten y nos hagan caso jajajjaa. Eso sí...con tanto destrozo lo más seguro es que llamemos la atención de la policía, y cuantos más escaparates rompamos, más estrellas de búsqueda se encenderán. 

Llegará un momento, cuando estemos en la recta final, en los últimos 5 escaparates, que tendremos casi todas las estrellas encendidas y la policía disparándonos a diestro y siniestro. Debemos ser rápidos para esquivar balas, correr, y seguir rompiendo cristales: que se oiga bien el ruido del vidrio romperse!!!!!! Da mucho gusto. Menos mal que podemos aprovechar las tiendas de ropa para cambiar la vestimenta y reducir algunas estrellas. Intentad que las balas de la policía se estampen contra los escaparates y los hagan estallar. Así nos facilitan el trabajo.


Esta es la típica misión que se puede fallar por culpa de un solo escaparate que se quede sin romper. Es habitual acabar con el tiempo pegado al culo. La rabia que daba repetir todo por falta de unos segundos más. La última parte del reto con todas las estrellas de búsqueda era una tortura.


Esta misión supone un punto de inflexión en la aventura, ya que una vez la hayamos superado, Tommy podrá empezar a comprar negocios y propiedades en la ciudad (la imprenta, los estudios de cine, el club Malibu...). Por lo menos, la recompensa merece la pena

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