lunes, 16 de septiembre de 2019

Las carreras de resistencia en Gran Turismo


Las carreras de resistencia son un clásico de la saga Gran Turismo. Hacer un reto de este tipo suponía tener que buscar un hueco libre en nuestra agenda y destinar, por lo menos 2 horas de nuestra preciosa tarde de forma exclusiva a alcanzar la primera posición en estas larguísimas y apasionantes pruebas. 

Cuando era un adolescente de 12-13 años entró en casa la PSX con el Gran Turismo 2. Durante meses estuve picado con el juego, intentando superar todos los campeonatos habidos y por haber.

Uno de los tipos de carreras que más me llamó la atención cuando jugué por primera vez al GT, fueron las de resistencia. El premio en metálico que entregaban al ganador era muy alto, el más alto que podías encontrar. Y encima, como en los inicios nuestra cuenta corriente se movía a paso de pulga, veías esos premiacos y se te hacían los ojos chiribitas. 

Con ese dinero teníamos para comprar un montón de coches y accesorios!!!!!!!!!!!!!! Veías las carreras estándar con premios que apenas alcanzaban los 1000 créditos y te daba un bajón de la hostia. Veías las carreras de resistencia con premios que superaban los 100000 y decías, Mama mía que maravilla!!!!!! Quiero jugar a esto!!!!!!!!!!!!


¿Cuál es el problema? El principal inconveniente es que los retos de resistencia no están preparados para ser superados en pocos minutos
 como las demás carreras. El jugador que quiera mucho dinero en poco tiempo que se olvide. Estas pruebas ponen en juego premios muy jugosos y suculentos, pero hay que tener mucha paciencia, tesón, concentración, aguante y habilidad de conducción. 

Normalmente, albergan retos que requieren mucho tiempo (dar 50 vueltas a un circuito, estar 2 horas seguidas jugando en una etapa...). Por eso, cada vez que superaba una de estas carreras la satisfacción era enorme. Menudo subidón!!!!!! Todo curro tiene su recompensa y pasarse dos horas dando vueltas a un mismo circuito no es moco de pavo. El dinero del premio me sabía a Gloria Bendita. 

Cuando era joven, me acuerdo que los retos de resistencia los dejaba para el sábado por la tarde, que era el momento de la semana que no estudiaba. A veces, en plan suicida, lo intenté en día de diario por la noche después de cenar, pero la pifiaba. Calculaba mal el tiempo y cuando me quería dar cuenta era la de hora de acostarse, todavía me quedaba un buen trecho, y no había opción de guardar la partida como ahora. La de veces que me habré retirado de una carrera de resistencia por falta de tiempo o imprevisto en mi vida diaria jejjejee. Para no perder tiempo y esfuerzo dije: mejor el finde que es cuando puedo estar varias horas seguidas jugando sin que me interrumpan. Y así fui completando los eventos


Realmente, si analizamos la situación de manera fría y con veinte años de distancia hay que reconocer que los retos de resistencia no son tan difíciles. Pueden ser cansinos, tediosos, pesados, se te hacen muy largos...Pero si conseguíamos un coche medianamente rápido era suficiente para doblar varias veces al segundo. Con un vehículo de 700 u 800 caballos, la emoción brillaba por su ausencia. Solo había que estar atentos al trazado, no cargarla, mantener la concentración, y con un poco de paciencia se ganaba la carrera con una ventaja de escándalo. 

La dificultad viene más del lado extrajugable: que tengas tiempo para jugar dos horas, que no te surja ningún problema que te obligue apagar la consola, que no te aburras de ver siempre el mismo paisaje o pasar cincuenta veces seguidas por el mismo camino...

Solo había que ponerse el Suzuki Escudo Pikes Peak, pisar el acelerador, y conducir como si no hubiera un mañana, sin necesidad de ser un experto en simuladores. Cuando llevabas media hora de carrera te entraban unas ganas inmensas de soltar el mando y de mandar todo a la mierda. Se hacía tan tedioso...


Cuando cruzabas la meta en primera posición, la satisfacción por aguantar 
como un jabato durante tanto tiempo sin dejar de jugar, en una sesión maratoniana, era indescriptible. 

La única dificultad es nuestra capacidad de aguante. Hay eventos más difíciles y emocionantes que una carrera de resistencia. Lo que pasa es que al participar en pruebas tan largas te sentías como un piloto profesional de automovilismo que tiene que estar concentrado 2 horas en su vida real, mientras sientes el desgaste y el cansancio físico de tu cuerpo y de tu alma

Los retos de resistencia agotan a cualquiera por la sentá que nos pegamos, mantener fija la mirada a la pantalla y repetir mecánicamente el mismo trazado 50 veces. Al final, te aprendías el circuito como la palma de la mano, y nos daba tiempo a escuchar todo el hilo musical del juego. Desgaste psicológico y físico para el jugador. Al fin y al cabo, Gran Turismo se vendía como The real driving simulator


En estas pruebas los neumáticos se desgastan con el paso de las vueltas. A medida que las ruedas se enrojecen en el diagrama, el coche pierde precisión en el giro. Hay que hacer paradas estratégicas en los boxes para cambiar los neumáticos y que estos recuperen la fluidez habitual. De todas formas, con un coche decente, estas paradas no tienen mucha trascendencia en el desarrollo de la carrera. Al fin y al cabo, todos los conductores deben parar media docena de veces. 

Si queréis emoción hay que elegir un coche con los parámetros parecidos a los de tus rivales. En ese caso, los retos se volvían más apasionantes, ya que en cualquier momento existía la posibilidad de que hubiera adelantamientos, y por ende, ganar y perder posiciones a lo largo de la carrera

¿Cuál era el problema? La frustración de estar 2 horas seguidas jugando, no llevarte el oro, y tener que repetir el reto, con sus correspondientes 120 minutos de nuestra preciada vida. El precio de la emoción se paga muy alto en los retos de resistencia. Más vale ser prácticos, coger un coche veloz, pulverizar a todos, y las carreras reñidas las dejamos para otros eventos más cortos. 

La velocidad es una forma de neutralizar los posibles fallos de conducción. En retos de 5 minutos no pasa nada por equivocarnos. Pero en pruebas de tanto tiempo, duele mucho irte sin premio. 

Por lo menos, que esas dos horas de tedio sirvan para irnos con dinero o un coche nuevo. Una de mis cuentas pendientes con el GT2 es jugar un reto de resistencia con un coche parecido al de los rivales. Y uno de mis zascas hubiera sido: "gastar dos horas de la tarde en una carrera e irte sin premio"

Las 200 millas de Laguna Seca, las dos horas en Roma o las 30 vueltas a Trial Mountain son retos que han pasado a los anales de la saga Gran Turismo. Aunque el tedio haga acto de presencia en alguna ocasión por esa descompensación técnica entre los vehículos, merece la pena degustar el desgaste físico y psicológico de un piloto profesional que está dos horas concentrado en la conducción de su coche. 

La satisfacción por superar estas pruebas es enorme: el que algo quiere algo le cuesta. Es bonito que el plano extrajugable (buscar un hueco de tu tarde para completar el reto, estar dos horas seguidas jugando a la consola) se meta de lleno en el universo jugable.

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