martes, 30 de julio de 2019

Sneak'n Peek (Atari 2600): jugando al escondite en el bosque anocheció...


Al son de esta conocida canción infantil (Jugando al escondite en el bosque anocheció, el cuco cantando el miedo nos quitó...), y mientras dos niños recorren un camino que conduce a una casita en medio del campo, comenzaba el conocido juego de Atari 2600 Sneak'n Peek. 

Corría el año 1982. US Game Corporation tuvo la genial idea de convertir uno de los juegos míticos de nuestra niñez, el escondite, en un videojuego.

Si hay algo que recuerdo especialmente bien de este título es el ritual que seguíamos mis primos y yo en el modo multijugador. Siguiendo las normas clásicas del escondite, había un jugador que se ocultaba y otro que contaba de espaldas. El primero podía moverse a lo largo de la casa en la que se desarrollaba el juego y elegir un sitio donde cubrirse. Hay 4 pantallas: exterior de la casa, salón y dos dormitorios. Podíamos cobijarnos donde quisiéramos, aprovechando el (escaso) mobiliario de la vivienda: debajo de la cama, detrás de los sofás, al lado de las ventanas, en la fachada trasera de la casa, en los muebles...


Incluso te podías esconder bajo el suelo. Esto último nunca lo entenderé. ¿Cómo diablos podía un niño ocultarse en un sitio en el que no había muebles, ni muros, ni huecos, ni objetos grandes? Está claro que en este juego las normas del realismo y la verosimilitud se pasan por el forro. Y lo gracioso de esto es que nosotros ni nos dábamos cuenta jejjeje

Aunque ahora lo veamos ilógico, yo recuerdo con total normalidad esconder a mi personaje en lugares donde supuestamente no había nada que le tapara. Es como si de pronto el niño se volviera invisible, hubiera grietas mágicas en la pared, o alguna alfombra apareciera de la nada para cubrirnos. Misterios sin resolver. Me parece curiosa nuestra ingenuidad infantil. 

Dejando al margen el tema de la lógica, el caso es que hay un segundo jugador que cuenta mientras el primero se esconde. Cuando el jugador 1 se haya ocultado, el 2 tomará el control. Tendrá que moverse por las dependencias, mirando cada rincón, hasta dar con el jugador 1, antes de que se acabe el tiempo

Si lo encuentra, habrá ganado. Si no, vencerá el otro. Evidentemente, hay que buscar con precisión. A veces, rozabas la zona pero si no dabas con el punto exacto en el que se encontraba el jugador 1, no se daba por válido. En los niveles más altos, no había margen de error. El cálculo debía ser milimétrico.

Cuando jugabas contra la máquina, los puntos de escondite cambiaban de una partida a otra, para dar más emoción. 


Otro de las cosas que recuerdo con especial cariño es que en este título la diversión, el buen rollo y el carisma se irradiaba no solo en el plano del videojuego (ficción), sino también en el plano de la realidad (los jugadores que estaban con su mando alrededor de la pantalla jugando a la consola). Pesaba más lo segundo que lo primero. 

Cuando yo jugaba con mis primos, recuerdo que la persona que controlaba al niño que contaba debía darse la vuelta (no mirar a la pantalla), taparse los ojos, o incluso se le pedía que saliera de la habitación en la que estaba la consola. Sería de tontos que el jugador que hace el rol de contador esté viendo por la televisión el lugar donde se esconde el rival. El personaje se tenía que tapar, pero también la persona real (el jugador).

Por eso, este juego rompe la frontera entre realidad y ficción, algo insólito en un título de comienzos de los ochenta. Con una idea simple se hizo algo novedoso. Parecía magia. Recuerdo que nuestros padres se quedaban flipados viendo cómo salíamos y entrábamos del cuarto "porque ahora me toca contar y el  otro se tiene que esconder". 

También recuerdo los míticos "no hagas trampa" cuando el jugador que ejercía la función de contador, no se tapaba bien los ojos o miraba por una rendijilla en la puerta para ver lo que pasaba en la pantalla. A veces, cuando había tres personas jugando y uno se tenía que quedar fuera (solo podían jugar 2), esta se encargaba de tapar los ojos al que contaba. Y si te salías fuera de la sala era normal aporrear la puerta diciendo: ¿Ya estás escondido? Y te decían: un segundo, espera y ya puedes pasar.


Técnicamente, el juego es sencillo. Las habitaciones interiores son prácticamente iguales. Solo cambian los colores. El exterior consta de un camino, la casa con las luces encendidas, y un cielo de noche. 

Mientras nos escondíamos o buscábamos, disfrutábamos del acompañamiento de alegres melodías de corte infantil. 

Si no teníamos hermanos o amigos con los que jugar siempre había un modo para competir contra la máquina. No obstante, como mejor se disfrutaba era en compañía. La de risas que habré pasado con este título!!!!!!!!!!!!

Esta es la última entrada del blog antes de las vacaciones. Nos vemos al final del verano. Pasado bien!!!

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