lunes, 20 de mayo de 2019

Scofield: La asesina de la embajada en Mission Impossible (Nintendo 64)


Inauguro este blog con uno de los momentos más terroríficos de mi infancia.

La misión de la embajada era mi nivel favorito de Mission Impossible (versión de Nintendo 64, allá por finales de los años 90). Me pasaba horas y horas vagando por las galerías y salones de esa señorial y exquisita sala de fiestas. Nos habían invitado a un importantísimo y selecto evento lleno de gente elegante y refinada, en la que no podía faltar el pianista, los camareros, las obras de arte, las suntuosas lámparas y alfombrados, los invitados vestidos de etiqueta y un dispositivo policial preparado para la ocasión que se encargaba de vigilar todos los rincones del salón para garantizar la seguridad de los asistentes y actuar ante el más mínimo desorden o altercado. 

En este nivel podríamos quedarnos con multitud de estampas y anécdotas que forman parte de nuestros recuerdos infantiles: el uso de la cerbatana contra los invitados, los cuales corrían despavoridos hacia los policías pidiendo ayuda, y en menos que canta un gallo sonaban las alarmas y estábamos arrestados; el envenenamiento al embajador con una bebida tóxica; los taponamientos de los tubos de ventilación que irían a provocar un incendio; o las visitas al cuarto del baño, único rincón del recinto donde podíamos usar armas sin ser amonestados


Sin embargo, voy a quedarme con un momento, que para mí resultaba terrorífico y aterrador cuando era un crío de 10 años. Entre los invitados había una asesina de nombre Scofield, una mujer con un vestido rojo y un bolso, que no paraba de seguir al protagonista allá donde iba. En cuanto entrabas al salón del piano, enseguida aparecía la susodicha, y a partir de ahí no se despegaba de ti en ningún momento. 

Aunque la mujer, en principio, parecía inofensiva (solo te seguía sin hacerte nada), en cuanto hacía acto de presencia en el salón una sensación de mal rollo invadía al jugador. Aunque te fueras a la otra punta de la embajada, la mujer acababa llegando hacia ti, con una mirada penetrante, fría que daba mal augurio. No paraba de dar giros sobre sí misma. Se daba la vuelta y al segundo se ponía de frente. Muy inquietante. Andaba lenta, pero siempre llegaba hacia ti. No podías interactuar con ella. Solo te miraba fijamente e iba detrás de ti muy disimuladamente. 

El terror que yo tenía de pequeño era encontrarme con ella en alguno de los pasillos que estaban vacíos, sin gente alrededor (especialmente el pasillo al cuarto de baño). Cuando no había nadie, Scofield, en uno de sus bruscos giros, sacaba una pistola del bolso y te pegaba un tiro. Así de rápido y fácil. Sin algodones. En cuanto te pusieras cerca de ella en un sitio vacío, te podías dar por muerto. 


A veces, yo torcía las esquinas con cautela y con cierto cague, porque de pronto, aparecía la señora y no te daba tiempo a reaccionar. La idea de ver el vestido rojo a lo lejos, y cómo se acercaba, ya me daba escalofríos mientras jugaba. Por supuesto, ese terror se trasladaba a mi vida diaria. Andar en mi propia casa por las noches me daba cierto respeto. Cuando tenía que ir alguna zona de mi casa pensaba que Scofield podía estar ahí y aparecerme en cualquier momento.

Ya en el plano ficcional y virtual, para cargarse a Scofield la única forma era hacerlo en el cuarto de baño. Si se nos ocurría ponerle la mano encima dentro de la zona con invitados y seguridad, enseguida pegaba un chillido y avisaba a la policía, por lo que quedábamos arrestados en un santiamén. 

Para acabar con la asesina había que meterse en los baños, y simplemente esperar su llegada (siempre venía). Se vivían unos momentos muy angustiosos desde que cogías posición hasta que veías el vestido rojo de Scofield atravesando el umbral de la puerta. Había que atacarla rápido, para que no le diera tiempo a sacar la pistola. El gusto que daba cuando la señora caía al suelo y escondías su cadáver en el WC. Te quedabas con una sensación de alivio y de gusto. Ya no te sentías vigilado. 


En una de las partes de la misión, el protagonista se disfrazaba de embajador, después de asesinarlo en el baño. Una parte interesante del nivel era pasearse por el salón vestidos de embajador. Veíamos a Scofield dando vueltas de un lado a otro, contrariada, recorriendo los pasillos mientras nos buscaba. Si hablábamos con ella disfrazados de embajador, la propia Scofield nos preguntaba dónde estaba Ethan, y si lo habíamos visto por allí. Evidentemente, le respondíamos que en el cuarto de baño. Al acabar la conversación, Scofield salía como una bala corriendo para los servicios, momento que podíamos aprovechar para ir detrás de ella y cuando estuviera dentro, darle el tiro de gracia sin que nos vieran.


Si Scofield llegaba antes al baño que nosotros, al entrar a los servicios veía el cadáver del embajador. A partir de ese momento, Scofield descubriría el engaño y empezaría a seguir al falso embajador disfrazado, de la misma manera que perseguía a Ethan. Detrás de nosotros todo el rato con la mirada de mal rollo, y aprovechando algún pasillo vacío para matarnos cuando no hubiera gente. Divertidamente espeluznante jajajjajajaa

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