miércoles, 9 de septiembre de 2020

Recordando Wacky Races (Los autos locos) a través de los videojuegos


La entrada de esta tarde está dedicada a una de las series de dibujos animados míticas de mi infancia: Los autos locos. La verdad es que la conocí de forma tardía cuando en mi casa entró el satélite digital allá por el año 1999-2000. Uno de mis canales favoritos fue Cartoon Network, que emitía bloques de clásicos de Hanna Barbera como Los Picapiedra, Los Supersónicos o los propios Wacky Races

Enseguida la serie se convirtió en una de mis favoritas a pesar de su olor a "añejo". Tened en cuenta que data del año 1968. Pero a mí me encantaba...

En cada capítulo asistíamos a una carrera entre once disparatados vehículos con sus carismáticos conductores que harían todo lo posible por vencer en el campeonato.


Todos guardamos en nuestra retina al Rocomovil con los hermanos Macana Pietro y Roco (que impulsaban el coche a base de porrazos), el Espantomovil con Los Tenebrosos (y su famoso dragón), el Superconvertible del profesor Locovitch (que se podía transformar en cualquier cosa), el Stuka Rakuda del Barón Hans Fritz (y su híbrido entre avión y coche), el Compact Pussycat de Penélope Glamour (y sus artilugios de belleza y maquillaje), el Super Chatarra Special del sargento Blast y el soldado Meekly (y su coche-tanque), la Antigualla Blindada de Mafio y sus pandilleros (siempre perseguidos por la policía), el Alambique Veloz del granjero Lucas y el Oso Miedoso, el Superheterodino de Pedro Bello (calado hasta los huesos de Penélope), el Troncoswagen del leñador Brutus y el castor Listus (y sus ruedas de sierra).


Y el antagonista: el Super perrari con Pierre Nodoyuna y su perro Patán, el cual no paraba de reírse cada vez que su amo intentaba hacer trampas para fastidiar a los demás conductores, y todas sus artimañas se volvían en contra. Todas las carreras acababan igual con Pierre en última posición y atrapado en sus propias argucias, mientras Patán no paraba de partirse la jeta todo el rato.


Una serie como esta también tuvo su hueco en el mundo de los videojuegos. El primero de ellos es un título de plataformas para la NES del año 1991. El protagonista es el perrito Patán, el cual deberá recorrer 10 fases de ambientación variada (bosques, desiertos, el mar, el polo norte...) mientras esquiva los obstáculos del escenario (saltando) y derrota a los enemigos a base de mordiscos y otras habilidades especiales como lanzar bombas, ladrar o usar la cola para flotar durante unos segundos


Tendremos que recoger todas las joyas que veamos así como los huesos, para ganar nuevos poderes. La parte que más me gustaba y emocionaba era la de los enfrentamientos contra los jefes finales. En estas batallas lucharemos contra algunos de los vehículos de la serie como el Espantomóvil o el Super Chatarra Especial. Tendremos que derrotarlos para seguir adelante

                                       

En el año 2000 se produjo el salto del género plataformero al de la conducción alocada. La verdad es que a un juego como este le venía ni que pintado seguir la estela de Mario Kart, que en esa época estaba tan de moda. El título llegaría a Game Boy Color y PSone

El desarrollo ya lo podéis imaginar: podemos conducir con cualquiera de los 11 protagonistas, habrá que ganar campeonatos y carreras, recogiendo los items de las pistas para usar las habilidades de nuestros vehículos contra los rivales. 

Cada conductor y cada coche tiene sus propios poderes, muchos de los cuales aparecían en la serie. Por ejemplo, el Rocomóvil (mi favorito) podía lanzar boomerangs o usar las alas del dinosaurio para flotar unos segundos sobre la pista.


Un narrador, sin la gracia y el ingenio de los dibujos animados, se encargaba de contar lo que pasaba en directo durante la carrera. Sus comentarios resultaban demasiado genéricos y poco concretos, en plan "menuda carrera más loca", "esta carrera es una auténtica batalla", "las posiciones no paran de cambiar" o "vaya carrera más accidentada".Eso sí, en perfecto castellano.


Un año después llegaría a Dreamcast y Play Statation 2 un nuevo juego, parecido al anterior, pero con los gráficos a la altura de la generación de los 128 bits. El estilo cartoon lucía muy bien gracias a la nitidez, limpieza y colorido que permitían las consolas modernas.

Había dos modos de juego: arcade y aventura. El más fructífero era el segundo, en el que había que superar desafíos para obtener estrellas y relojes y así ir desbloqueando nuevas pistas, habilidades y retos. Desde pruebas contrarreloj, a carreras convencionales pasando por enfrentamientos contra jefes finales. Muy en la línea del genial Diddy Kong Racing

Podemos hacer uso de un montón de habilidades: turbos, minas explosivas, vuelo, invencibilidad... Los escenarios están basados en clásicos de la serie como el salvaje oeste, las azoteas, las minas, pueblos de montaña, zonas nevadas...


Si hay algo que me ponía nervioso de este juego era la dificultad para orientarse en las pistas. 

Había veces que no quedaba claro cuál era el camino principal y hasta que no te aprendías de memoria el circuito, no conseguía conducir con cierta soltura. Había tanto atajo y camino alternativo que daba la sensación de que estábamos jugando a un plataformas, y no sabías por donde ir. 

La cantidad de carreras que habré perdido por culpa del entorno jejjeje. Algunas vece, me estampaba contra el decorado ya que estaba tan bien cuidado que parecía que había camino por ahí. 

Las pistas estaban tan decoradas y llenas de elementos que eclipsaban la ruta principal y no sabías por donde tirar. El barroquismo era agobiante con circuitos demasiado sobrecargadas y detallados  

2 comentarios:

  1. Esa serie la veia cuando era pequeño y la echaban en el Cartoon Network.

    Buena entrada tio. Menudo blog te estas marcando. Todavia estoy leyendo entradas del año pasado.

    Te lo dije la otra vez y te lo vuelvo a decir ahora. Eres la mejor persona que he conocido nunca. Todavia recuerdo cuando en el insti decian: el niño al que le pegas una ostia y jamas tendra una palabra o gesto malo. Y mira que haciamos burradas, y jamas nos reprochastes nada. Al reves...todavia recuerdo los capotes que me hechabas con los trabajos de clase o la vez que ayudastes a mi hermana con las clases particulares. No callabas cosas ni nada...

    ¿Te acuerdas la putada que te gastamos en tu cumpleaños diciendote que ibamos a ir a tu fiesta de cumpleaños y luego no nos presentamos ninguno y te dejamos solo? Todavia me acuerdo de tu cara, tu los dias antes super contento porque era tu primera fiesta y luego al dia siguiente la cara de angustia que tenias. La verdad es que no estubo bien tio. Y aun asi todavia tenias buenas palabras. Chapo. Con razon te llamas como te llamas. Tu nombre viene ni que pintado. No he conocido a una persona tan buena en la vida.

    Solo espero que con el paso de los años hallas conocido a gente buena que te merezca de verdad. Solo deseo que hayas conseguido lo que mereces, que es mucho tio. Siempre me quede con la cosilla de que estabas muy solo. Espero que te valla bien y hayas conocido a gente a la que tu te mereces. Ojala.

    Bueno tio. A seguir leyendo mas entradas que me tengo que poner al dia. Ya te voy escribiendo. Un abrazo. Y con cariño, espero que sigas igual de friki

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Me alegro de que leas el blog. Me acuerdo perfectamente de todo lo que cuentas jejjeje. Yo pienso que lo importante en esta vida es el presente, que al fin y al cabo es lo que tenemos en este momento. Y mi presente está lleno de cosas buenas. Con eso hay que quedarse. Lo pasado ya pasó y no merece la pena ahondar en él.

      La vida es muy bonita como para andar perdiéndola en rencores, odios, malos sentimientos, críticas, conflictos...El tiempo no se puede gastar creando energías negativas. Siempre ha sido mi filosofía de vida. Por eso a mí siempre me ha costado plasmar palabras negativas o hechos nocivos aunque tuviera razones para ello. No merece la pena. Con lo precioso que es vivir, tener al lado a seres humanos maravillosos que te alegran tanto la vida.

      Muchas gracias por escribirme. Un abrazo.

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