lunes, 2 de agosto de 2021

Pasando la tarde en el Stranger Bits

El pasado 31 de julio se celebró una de las fiestas mayores de mi ciudad: La Pandorga. Los que vivís en Ciudad Real sabéis de lo que hablo. Este año, debido a la pandemia del COVID, se han suprimido actos tan emblemáticos como la limoná, el toro de fuego o las casetas. Ojalá el verano que viene, con un poco más de normalidad, se pueda festejar cómo Dios manda.

No obstante, desde la responsabilidad y el sentido común (mascarilla, distancia social, lavado de manos y la vacuna recién puesta) he tenido la suerte de vivir un día muy especial. Estuvimos de terraceo con unos amigos (me encanta tapear jejej). Al acabar la comida dijimos: ¿Y dónde vamos ahora? ¿Cómo pasamos la tarde? ¿Qué os gustaría hacer?

Uno de los colegas, con buen criterio, respondió: podíamos echar unas partidas en el Stranger Bits. Para los que no lo sepáis, el Stranger Bits es un bar de mi ciudad con máquinas recreativas de los 80 y 90. El templo de los videojuegos retro en pleno corazón de La Mancha jejeje.

Hace un año, en pleno confinamiento, abrí una entrada expresando el deseo de ir ahí. Por unas cosas o por otras, nunca había entrado (y eso que mi casa está a 3 minutos del establecimiento). He pasado mil veces por la puerta del local y siempre digo: esta tarde/mañana/el finde/la semana que viene voy y echo unas partidas. Pero al final, lo vas dejando, lo vas dejando. Pasan los meses, estás ensimismado en tus cosas, y cuando te quieres dar cuenta, dices: seré tonto, mira lo que tengo a 100 metros de casa y no le hago ni caso!!!!!!!!!!!!

En enero de este año hubo cierre perimetral en Ciudad Real por los altos contagios de COVID. Los bares (entre ellos el Stranger Bits) tuvieron que echar el cierre hasta mediados de febrero. Pasada la cuarentena, empezó la reapertura de la hostelería. Sin embargo, este retro-bar no abrió. Pasaba al lado del local, y la verja siempre estaba bajada. Tenía pinta de clausura definitiva. Abandono total, pensé yo. Y me lamenté de no haber entrado nunca a echar una partida.

Mi idea durante esos meses era que el negocio había cerrado. Sin embargo, el mes pasado, me llevé una grata sorpresa cuando, dando un paseo por la Plaza Mayor, me encontré un local en obras, y al lado, un cartel que decía: STRANGER BITS. Al parecer, solo habían hecho un cambio de sede. Esa fue la razón del cierre. 

Los dueños querían un espacio más grande y diáfano (de dos plantas), en un lugar céntrico (al lado del Ayuntamiento, con unas vistas preciosas de la plaza). Querían acondicionar el recinto de acuerdo a las características de un bar arcade. La semana pasada hicieron la inauguración. Y esta vez, sí o sí, tenía que ir allí.

Por lo tanto, cuando mis amigos propusieron pasar la tarde en el Stranger Bits, mi corazón me dio un vuelco. Yo fui el primero en aplaudir y dar un salto de alegría. Qué buen plan para un día de fiesta!!!!!!

Y la experiencia ha sido alucinante. Me gustaría compartirla con vosotros. 

En la entrada hay unos sofás para tomarse algo en caso de que el piso de arriba se encuentre saturado y quieras algo más de tranquilidad. En la pared aparecen las letras del alfabeto. Esto nos recuerda a cuando tenemos que teclear nuestro nombre en un juego para que se quede grabada nuestra puntuación. Una estampa emblemática de las recreativas que pone el broche de oro a una partida.

En los años 80 y 90 era habitual teclear códigos secretos o password para empezar en un nivel diferente al 1 (atajo), o conseguir trucos que nos facilitaban el avance. En muchas aventuras o títulos de rol nos piden inventar un nombre para el protagonista. 

Subimos a la segunda planta y nos encontramos un montón de carátulas de la Master System a lo largo de la escalera. Una bonita forma de amenizar el ascenso. Sin exagerar, me paré unas veinte veces (una por cada juego) para contemplar los diseños. Qué recuerdos!!!!!!!! Ahora puedo decir que he subido escalones de la mano de Sonic, Mortal Kombat, Altered Beast, Los Cazafantasmas o Double Dragon


Quien suba en ascensor se pierde grandes joyas como estas, así que merece la pena el esfuerzo: 

En el salón de arriba está la cafetería y las máquinas arcade. Un espacio enorme lleno de diversión sana, risas y amigos. La barra está decorada con figuras de Tetris. Al fondo, tenemos un par de ventanales con sendos balcones con unas vistas preciosas de la Plaza Mayor de Ciudad Real. Podemos asomarnos a tomar el fresco, fumar un cigarrito o echar unas fotos con los colegas. 

La iluminación natural es uno de los puntos fuertes del nuevo local, sin renunciar a los colorines y los focos, que contrastan con el color negro del techo. Por cierto, de este último cuelgan unos bloques de interrogación, similares a los del Super Mario Bros

Nosotros nos sentamos en unas banquetas, al lado de las ventanas, junto a unas mesas altas para dejar las bebidas. No obstante, también hay varios sofás con mesillas para la gente que quiera algo más de intimidad. Los detalles están cuidados hasta límites insospechados. Por ejemplo, la mesa está decorada a modo del mando de la NES:

La ornamentación no puede ser más friki. En una pared encontramos como extintor de incendios al mismísimo Squirtle (recordad su famoso ataque torrente jejeje). 


En las paredes hay cuadros sobre Zelda y Spider-Man


En las máquinas encontramos más de cien juegos arcade de los 80 y los 90. El placer me invadía con solo leer los títulos: Contra, NBA Jam, Donkey Kong, Sonic, Mario, Bubble Booble, Track & Field, Snow Bros, Arkanoid...

Con un presupuesto de 10 euros era misión imposible quedar satisfecho. No sabía cuál elegir. Todos me encantaban. Reconozco que esa tarde comí más por los ojos que por la boca. Con solo ver esos nombres ya me dio un subidón de adrenalina y nostalgia a partes iguales. Me quedé con ganas de probar más títulos. Tendría que haber ido a la guerra más preparado, con mejores armas (monetarias, claro jejejej). 

Ahora entiendo a las apasionadas de las compras. Tiene que ser duro ver tanta ropa junta y no saber qué coger, porque todo te gusta y te queda bien. Lo mismo que sentí yo la primera vez que entré al museo del Prado: me dio tanta impotencia dejar salas enteras sin ver porque no había tiempo para contemplar todo!!!!!!. Era tan grande. Lo mismo puedo decir del Stranger Bits

Mi amigo Marce y yo echamos una partida al mítico Ghost Goblins (1985), el plataformas de Capcom, protagonizado por Sir Arthur, que cada vez que recibía el ataque de un enemigo perdía piezas de su armadura hasta quedarse en calzoncillos. No avanzamos de la primera fase jejejje. 

Después, jugamos una cooperativa al primer Metal Slug, el clásico de Neo Geo y SNK que tanta alegría nos dio a mediados de los 90. Al menos, superamos el primer boss. 

Mi amigo Monchi y yo llegamos hasta la tercera fase del genial Sunset Riders, un juego de tiros de Konami ambientado en el salvaje oeste. A pesar de los años transcurridos (yo lo jugué en la Super Nintendo) todavía recuerdo segmentos como la embestida de búfalos, las fases a caballo o el beso de las chicas tras meternos en el interior de un salón. 

También tuvimos tiempo para echar un Street Fighter. En este caso, hubo alguna descompensación de nivel importante entre un jugador y otro. La cantidad de barra de vida de cada uno tras el combate lo dice todo. Paliza al canto!!!!!!!!!!

Me quedé con las ganas de subirme al volante del Mario Kart. El próximo día que vaya lo pruebo, que es una de mis sagas favoritas.

Tampoco se me puede olvidar echar una partida a The House Of The Dead 2 (Sega, 1998). Recuerdo jugarlo en casa de un conocido que tenía la Dreamcast. Esa fue la última vez que lo caté jejeje. 

En un rincón del local hay una máquina de pinball muy chula. 

De uno de los lados del salón principal nace un pasillo que lleva a una sala anexa con billar, futbolín y dardos, seña de identidad de este tipo de locales de los noventa. 


Me encantó ver a mis amigos disfrutando de una partida de billar. Algunos sabían jugar realmente bien. Y el ambiente de cachondeo y buen rollo que se generó fue increíble. En ese momento llegó mi colega Tarri, así que ya estábamos todos. 


Sin embargo, lo que más me gustó de este espacio fue la decoración. En las paredes había carátulas de juegos de la Super Nintendo: Starfox, Super Metroid, Super Mario Kart y Super Mario World


Me encantó el mural dedicado al primer Donkey Kong, el original (1981): Mario con su martillo, Peach secuestrada en lo alto, el gorila lanzándonos barriles, y el fontanero subiendo escaleras y esquivando llamas de fuego. MÍTICO


Por supuesto, no se me pueden olvidar las referencias a Iron Man y el Capitán América. Cada vez que veo a este último no me quito de la cabeza la parodia española a este superhéroe con el capitán Sevilla y sus famosas morcillas. Me encantó contarle esta anécdota a mi amigo Iván, que también es un fanático del mundo gamer y lo lleva en la sangre. Los dos nos pasamos la tarde echando fotos a la decoración. 


Mientras mis amigos jugaban al billar no podía quitar los ojos de un monitor de televisión en el que aparecían videos de diferentes juegos de la Megadrive como Golden Axe:


Mi amigo Capi utilizó los percheros de la pared como si fueran botones, demostrando su habilidad para manejar el juego jejjeje. Qué bien juego a la consola jejjeje. 


Hasta en los pasillos que van al baño hay dibujos sobre el mundo del manga y del cómic. Aquí, uno sobre el Increíble Hulk. 


Fue una tarde increíble, en un sitio encantador y con gente fenomenal. Un día que recordaré toda mi vida. Muchas gracias, chicos!!!!!!!!!!!!!

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