Hubo unos meses, allá por los años 92-93, que el Telecupón se convirtió en mi programa de televisión favorito. Todas las noches, alrededor de las 21:30 (en una época en la que el prime time empezaba antes que ahora), dejaba lo que estaba haciendo e iba corriendo al salón para encender la televisión y poner Tele 5, ya que a esa hora empezaba el cuponsito (como decía Carmen Sevilla). A esa hora el mundo dejaba de funcionar para mí y corría como un corderito a la tele de mi abuela
Los renacuajos que nos enganchamos al Telecupón esa temporada no fue para ver cómo salían las bolas del bombo, o si estas se les caían a las azafatas, o si el número elegido era el nuestro. Tampoco veíamos el programa para ver los despistes y meteduras de pata en directo de la presentadora, ni por el juego del Zodiaco o las Ovejitas. Los niños de España ansiábamos la hora del Telecupón porque sabíamos que era el momento de Hugo, un simpático trol que protagonizó un videojuego dentro del programa, y que la gente desde casa, usando las teclas de su teléfono, podía controlar.
Durante esos meses la sección de Hugo era la más esperada por los niños. Para nuestros abuelos era una pérdida de tiempo. Ellos querían que la partida acabara cuanto antes para que empezara el sorteo de la ONCE. Sin embargo, para los más jóvenes era el momento cumbre del día.
Carmen Sevilla llamaba a una casa, y el agraciado tenía el honor de controlar con su teléfono a Hugo. Por superar obstáculos y fases, el jugador se llevaba una determinada cantidad de dinero
En aquellos años, principios de los 90, los gráficos eran una maravilla. Ver a Hugo en movimiento, con sus animaciones, el colorido de las pantallas, los fondos nítidos y hermosos, el doblaje al castellano (realizado por José Carabias, el papa de Cruz y Raya), y su famosa frase Y ahora tú dirás...una delicia!!!
Yo ansiaba jugar alguna vez a un título así en mi consola. Me quedaba embobado viendo la pantalla. Me daba mucha rabia cuando el jugador perdía las vidas tan pronto ya que se acababa la partida y había que esperar al día siguiente para ver a Hugo. Como si fuera un hincha, animaba al participante: venga, venga...gira para acá!!!!!. Venga...venga, corre para el otro lado!!!!!! Y daba un golpe en la mesa cuando perdían vidas.
Mi único deseo en aquellos días era ver el final, que el concursante llegara hasta la última fase y así la partida durara mucho. Sin embargo, la mayoría de veces, el periplo acababa de forma truncada, en el primer nivel, y con solo unos segundos de juego.
Era difícil encontrarse con jugadores que avanzaran de forma óptima. ¿Qué es lo que ocurría? Por un lado, llamaba al programa mucha gente mayor. Recuerdo que cuando entraba la llamada y preguntaban por el nombre y la edad, se escuchaban respuestas del tipo: "Me llamo Carmen y tengo 60 años". Está claro que con este panorama la partida no auguraba nada bueno. Personas que jamás habían jugado a un videojuego llamaban a un concurso que consistía en jugar a un videojuego. Mucha gente llamaba por el dinero, no sabía jugar, y se estampaba con el primer obstáculo que veía. Los jóvenes, acostumbrados a lidiar con juegos, no entendíamos cómo podía haber gente tan torpe jejjee
De todas formas, me gustaría romper una lanza a favor de los concursantes. Los teléfonos de antes no son como los de ahora. Actualmente con los dispositivos móviles el juego de Hugo sería coser y cantar. En 1993, en la mayoría de hogares españoles había teléfonos de rueda. Los teléfonos de tecla apenas se estilaban.
Jugar desde un teléfono de rueda debía de ser muy aparatoso. Y encima, para esquivar los obstáculos, había que tener el auricular en la misma habitación que la televisión. Hoy en día con tanta tecnología en las casas seria más fácil, pero en los noventa, con un dispositivo telefónico por hogar, era normal que este se encontrara en una estancia que no fuera el salón.
En mi caso recuerdo tenerlo en el recibidor, así que si se me hubiera ocurrido llamar a Carmen Sevilla, hubiera jugado a ciegas ya que desde mi teléfono no se veía la pantalla del televisor. Por esta razón, las partidas casi siempre fracasaban. Era raro pasar de la primera fase. Entre que el concursante no tenía experiencia ni afición por los juegos, y esto...imaginad el resultado. Y para más inri, la tele suele ir con unos segundos de retraso respecto al directo.
El videojuego constaba de tres fases. En la primera, Hugo manejaba una vagoneta y recorría las vías del tren. Debía esquivar las locomotoras que venían de frente y los carriles muertos, a la vez que recogía bolsas de dinero
En la segunda el protagonista se subía a un avión y recorría el cielo mientras recogía globos con dinero y esquivaba nubes de tormenta. Me recordaba a las fases de vuelo de Hook de la NES
En la tercera fase, Hugo llegaba a un castillo y se enfrentaba a la bruja Afscylia, que tenía secuestrada a su esposa (Hugolina) e hijos (Rit, Rat y Ruth). Esta batalla consistía en elegir una cuerda entre cuatro posibles. Solo una de ellas era la que rescataba a nuestra familia, derrotaba a la bruja y nos llevaba a la victoria final. Por tanto, el desenlace era solo una cuestión de azar o suerte, no de habilidad.
Debido a la popularidad de esta sección dentro del Telecupón, Telecinco creó en horario de tarde un programa independiente dedicado al trol favorito de los niños. Se llamaba Hugolandia. Se emitía a la hora de la merienda, cuando los niños salían de la escuela. Estaba presentado por Beatriz Rico. En este espacio participaban colegios de toda la geografía española, y los chavales jugaban en directo con Hugo
Los niños eran más hábiles que los mayores, así que en esta versión avanzaban más lejos en la aventura. Recuerdo que por la tarde había niveles nuevos. En uno, el trol recorría un tenebroso bosque mientras recogía bolsas de dinero, saltaba rocas gigantes, pasaba por debajo de las ramas y esquivaba trampas de cacería. En otro, escalaba una montaña mientras agarraba sacos de dinero, saltaba hoyos y esquivaba rocas que caían desde arriba. El reto final era igual que el del Telecupón.
Aquí os dejo un video en el que aparecen los niveles del juego:
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