En géneros como el shooter o la aventura de acción, una táctica habitual del jugador novel consiste en ponerse a disparar munición como un loco contra el enemigo, con el fin de quitarle el máximo nivel de vida posible. No importa la puntería. No importa la precisión. A veces no miramos el contador de balas. Solo lanzamos metralla como si esta fuera infinita esperando a que la cantidad sea suficiente como para derrotar a los malos.
Y como niño impaciente que era, me ponía a darle al botón del joystick para que la bala saliera lo más rápido posible. Ver que la munición no se disparaba por más que le daba, me ponía de los nervios. Está roto, está roto, está roto (le decía a mi padre). Mientras, me protegía del disparo de los aliens gracias a los escudos que poblaban el escenario y se iban reduciendo conforme las balas rivales se estampaban.
Despilfarrar munición en Carnival también tiene consecuencias. El juego fue producido por Gremlin en 1980 y sigue las premisas de un shooter.
El protagonista se encuentra en una feria. Con su rifle deberá disparar a una serie de objetivos que van cruzando la pantalla, como si se tratara de una caseta de tiro. Hay que derribar patos, búhos, conejos y ositos de peluche.
¿Cuál es el problema? El arma tiene munición limitada. Esta se representa mediante una barra azul que se vacía a medida que gastamos balas. Por cada bala que utilicemos, el nivel de la barrita descenderá y si la vaciamos del todo, habremos perdido la partida. Esto significa que debemos ser muy cuidadosos a la hora de apuntar a los enemigos y no malgastar metralla tontamente. Que esta impacte siempre contra los enemigos!!!!!!!!!!!!
Algunos muñecos se saldrán de la fila principal buscando estamparse contra el héroe. Si esto sucede, perderemos un porcentaje importante de munición. Disparad al rival descarriado antes de que reduzca el nivel de metralla. Hay que hacerlo rápido!!!!!!!!!!!!
Menos mal que junto a los enemigos desfilarán unas cápsulas en forma de 8 que nos permiten recuperar balas. A medida que ganemos puntos destruyendo criaturas, la dificultad aumentará y no será tan fácil reponer el rifle.
En el techo encontraremos un panel sujeto sobre unas hélices. Si lo golpeamos nos darán puntos extra. Los bichos de las filas superiores nos dan más puntos que los de las filas inferiores. Sumad todos los puntos que podáis pero no os quedéis sin balas.
Cuando sacaba a relucir mi vena asesina, siempre perdía. Me ponía a disparar al boleo y me quedaba en cueros. Más vale utilizar poquita munición pero bien (me decía mi progenitor). Siendo un salvaje no vas a llegar a ningún sitio jejjeje.
Y de esta manera finalizamos el anecdotario con estos dos títulos de Atari 2600 que tienen en común el uso limitado de la munición, obligándonos a jugar con temple y cabeza.
Guay
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