martes, 7 de junio de 2022

Reminiscencias retro en Carrera con Ryan

La semana pasada me entró mono de Mario Kart. Revisando el catálogo de Xbox Game Pass encontré un juego llamado Carrera con Ryan. Externamente, era lo más parecido al alocado título de conducción de Nintendo: un look cartoon chulo, personajes animados, uso de artefactos en medio de la competición y vehículos en miniatura muy cuquis (con forma de submarino, máquina de cemento, helicóptero, quad, platillo volante, locomotora...)

Antes de instalar el juego y echar la primera partida me conciencié de que aquello que iba a presenciar no le llegaría a la franquicia de karts de Nintendo a la suela de los zapatos. Es lo que tiene crear escuela. Comparas cualquier obra nueva con el original, y los imitadores del conductor del fontanero siempre salen perdiendo. No me enganchan como en su día lo hizo Mario Kart. 

El referente: difícil superarlo

A no ser que adopten un enfoque aventurero alejado de la mera copia (Diddy Kong Racing, Crash Team Racing, Teleñecos Racemania), ninguna saga ha conseguido generarme ese placer y esa adicción que sí logró la gran N. Y mira que me encanta el género y he catado casi todas las franquicias (Looney Tunes Racing, Chocobo Racing, Street Racer, Sonic Drift, Lego Racer, Toy Story Racer, South Park Rally, Jak X, Konami Krazy Racers, Mickey Speedway USA, Nickelodeon Kart Racers..). No obstante, a pesar de esa falta de pasión/alma y no parar de quejarme, he sido fiel a este tipo de arcade. 

Cada vez que pruebo un nuevo representante del género, me pongo la venda antes de hacerme la herida. Si me hago a la idea de que el juego va a ser una M pinchada en un palo (es decir, bajo las expectativas a nivel del suelo), no solo la decepción es menor, sino que consigo disfrutar dentro de las adversidades. Quizá por eso he mantenido la fidelidad tantos años, aunque Mario Kart solo haya uno.

Carrera con Ryan no es la excepción. A pesar de sus limitaciones (enfocado a un público infantil, pocos circuitos, carreras fáciles, ítems nada originales y con un comportamiento impreciso...) he logrado pasar un rato entrañable, gracias a un diseño colorido y potente de los escenarios, animaciones simpáticas o la incursión de fotogramas realistas.

Por supuesto, cada vez que juego a un título de hoy, no puedo evitar detectar estampas que beben de la tradición, y evocan cachitos de mi biografía videojueguil. A pesar de que los conceptos jugables se han renovado a los tiempos actuales, es posible percibir el tufillo retro. Se nota la inspiración añeja. 

Hoy analizaremos las referencias retro presentes en Race with Ryan. Y como siempre, desde mi propia experiencia. 

Como no podía ser a otra forma, encontraremos algunas referencias a Mario Kart.

En primer lugar, hay un item en forma de hamburguesa. Cada vez que lo utilicemos, nuestro vehículo se verá protegido por un escudo de burgers. Tres pedazos de carne dentro de sus panes se adherirán al kart, rodeándolo como si fueran satélites, dando vueltas a su alrededor, de forma que si chocamos con alguna trampa u obstáculo, no perderemos el control. Tan solo se desgajará uno de los tres filetes rusos y nos quedaremos sin él. 

¿No os recuerda esto a la triple concha de Mario Kart? Los tres caparazones de koopa, ya fueran verdes o rojos, giraban a la redonda del vehículo y lo resguardaban de los ataques enemigos (plátanos, conchas lanzadas por el rival...). Si chocamos contra otro conductor llevando el escudo, le haremos perder unas cuantas posiciones. También le podemos lanzar las tres conchas por separado, una a una. Lástima que en Ryan no se puedan arrojar las hamburguesas. Muchas veces, sin querer, le doy al botón para tirarlas pensando que estoy jugando al juego de Nintendo. 

Los objetos se encuentran en el interior de unas cápsulas en forma de huevo. Uno de los ítems consiste en una bomba que es exactamente igual a estas cajas de objetos: un ovoide con los polos amarillos, los hemisferios rojos y en el centro un sol naranja. Tan solo hay que colocarlo entre el resto de huevos, para que quede camuflado entre las demás cápsulas de forma que el enemigo se choque pensando que es un generador de ítems, y al entrar en contacto con la bomba, esta explote y pierda el control del kart

En Mario Kart 64 hay un ítem similar. Se trata de un artefacto explosivo semejante a las cápsulas que contienen los objetos. En este caso se trata de una bomba en forma de octaedro multicolor con un signo de interrogación. Si los colocamos entre el resto de generadores, la mina pasa desapercibida. 

La correspondencia entre los ítems del juego de karts del fontanero y los de Ryan es más que evidente. Todos los objetos del título de Outright Games se inspiran en el clásico de Nintendo. Los caparazones verdes equivalen a los balones. Las conchas rojas, a los avioncitos de papel. Los plátanos, a los charcos de pegamento y residuos tóxicos. Y los champiñones turbo a los propulsores de velocidad. La función es exactamente la misma. 

El circuito Treasure Island se ambienta en una isla paradisíaca: sol, costa, palmeras, montañas, cabañas, parajes escarpados...La paleta de colores, junto a la disposición del escenario (un pueblecito de casas de madera, a un lado la playa con sus cristalinas aguas y al otro los acantilados ) se parece a la maravillosa aldea Sandover del primer Jak and Daxter

El aspecto de las palmeras, las estructuras rocosas erosionadas, la finura de la arena y las chozas de baja altura con vistas al mar (en el caso de la aventura de Naughty Dog, a la Playa del Centinela) y al monte (Desfiladero del fuego) son muy parecidos. Me bastó dar una vuelta a la pista para sentirme dentro del título de la Play 2. Y eso que son dos géneros distintos. 

En el centro de la isla hay un volcán que expulsa rocas gigantes ardientes, en forma de esfera. En cierto tramo del circuito debemos avanzar por la pista esquivándolas, para que no nos aplasten. El aspecto de estos pedruscos es similar a los del Desafío de Hades del primer God of War (2005). En esta sección el gran Kratos debe avanzar por un estrecho pasillo evitando ser arrollado por las titánicas bolas de fuego. Son idénticas a las de Ryan jejjeje. 

En la pista Parque de la fantasía encontramos una versión caricaturiza del Golden Gate, el mítico puente de San Francisco. A lo largo de la historia gamer, muchos títulos ambientados en la cuarta ciudad más poblada de California han representado el popular momento: San Francisco Rush (1996), Driver (1999) o GTA San Andreas (2004). En este último se le conoce como Gant Bridge. 




En este circuito aparece un enemigo en forma de gota de agua gigante. Su cuerpo es multicolor. En la base predominan los tonos fríos (azul, morado). En la punta, las gamas cálidas (rojo, amarillo). ¿No os recuerdan, obviando las diferencias en el inmenso tamaño y el color "gay", a los geles del primer The Legend of Zelda de la NES (1986)? 

Comparten algunos rasgos físicos: nula expresividad del rostro, aspecto gelatinoso y movimiento lento y lineal. Mucho cuidado de no chocar el kart con el bicho, ya que perderéis el control del vehículo. En el caso del juego de Link, era una de las criaturas más débiles. Muere de un espadazo. 

Cada vez que paso por el castillo hinchable que hay a mitad del trazado no puedo evitar acordarme del Brujemundo del Banjo Tooie. Dentro del parque hay un área llamada Fuerte del castillo Alocado. Los héroes deberán inflar un castillo de aire, subirse a él, y participar en dos minijuegos: explotar globos y saltar aros de colores. 

La tierra tenebrosa es un circuito ambientado en Halloween. Atravesaremos un pueblo abandonado, una mansión encantada, un cementerio y un trocito de bosque en medio de la oscuridad nocturna. No faltan las típicas calabazas de la noche de muertos vivientes, los árboles con ojos y unos fantasmas regordetes, cuyo aspecto recuerda a los enemigos del mítico Pac-man 

El héroe de Namco perdía una vida en caso de rozarse con ellos. Ryan perderá posiciones en el Gran Premio


En el circuito ambientado en el Salvaje Oeste encontramos varias estructuras oseas, que conforman el esqueleto de un dinosaurio, en estado fosilizado. Impone pasar a su lado debido a su tamaño. En Jungle Falls de Diddy Kong Racing también pasamos al lado de un fósil jurásico. Los restos de la cabeza y el tronco forman parte del trazado de la pista. En general, los dos escenarios se caracterizan por presentar entornos áridos y secos, con predominio de las gamas marrones. 



La Isla de Misty de Jak and Daxter también presenta un paisaje parecido:


Y por último, hay dos circuitos con fuertes conexiones a Toy Story. Se trata de la tienda de juguetes y el dormitorio de Ryan. 

La juguetería está llena de estanterías con peluches, coches teledirigidos y cajas de cereales para niños. En los bordes del trazado hay piezas lego. Los robots, aviones y trenes de juguete pululan en medio de la pista. Si chocamos con ellos, perderemos el control del Kart. Algunos caminos nos permiten atajar. El problema es que están plagados de pelotas que no paran de rebotar, y nos aplastan. 


La habitación del niño que da nombre al juego se parece mucho al cuarto de juguetes de Andy. Los que hayan jugado a Toy Story 2 (Nintendo 64) y Toy Story Racer (Play Station 1) sabéis de lo que hablo. La pared es azul claro con motivos celestes, igual que en la película y los videojuegos. La diferencia radica en los estampados. En la franquicia de Pixar, la decoración es a base de estrellas. En Ryan, las paredes están cubiertas de dibujos de nubes y estrellitas con algún animal marino suelto (un pulpo)


A lo largo del recorrido veremos multitud de juguetes: cubos de construcción, patos, ositos, muñecos, locomotoras, pizarras, cajas de regalo, marionetas, scalextric, helicópteros, balones, soldaditos, OVNIS o barquitos. El diseño del suelo tiene forma de puzle acolchado. Cada vez que conduzco por este lugar me acuerdo de la versión de Megadrive de Toy Story: juguetes a cascoporro!!!!!!!!!!!! jejejje


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