La entrada de hoy está dedicada a un clásico de Jaleco que en su momento pasó algo desapercibido. Su lanzamiento tuvo lugar en 1987, a precio reducido, y disperso en varias recopilaciones (por ejemplo, lo vimos en el pack Erbe 88 junto a otros títulos como Coliseum, Titanic, Chicago's 20 y Operation Wolf).
Esto hizo que muy poca gente se interesara por él y quedara relegado al monte del olvido, a pesar de las adaptaciones de U.S Gold a los diferentes microordenadores de 8 bits (Spectrum, Amstrad, Commodore 64 y MSX). La versión arcade se tituló Butasan. La doméstica, Psycho Pig UXB (aunque también se le conoció como Mr Pig o Pig and Bombers). Un jaleo de nomenclaturas.
Lo primero que llama la atención es su divertida pantalla de presentación, en la que observamos a una docena de cerditos de colores, de espaldas a la cámara, bailando al son de una simpática melodía con tintes escoceses, todos sincronizados, de un lado a otro de la arena, formando una hilera en forma de 3. Parecía un desfile!!!!!!!!!!!!!
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Era una monada!!!!!!!!! |
La portada también era interesante con un cerdo vestido en plan heavy de los ochenta con su chaleco de cuero, sus tejanos azules, sus muñequeras con pinchos y sus pendientes. Esto solo servía para acrecentar la espectacularidad y venderse a los usuarios de una manera atractiva y transgresora, ya que luego en la partida real los cerdos no llevaban esos ropajes. Iban bien desnudos. Recuerdo llevarme un buen chasco y preguntarme: ¿Por qué ponen esa presentación tan guay y luego no aparece en el juego?
El desarrollo es tremendamente sencillo y adictivo, lo que lo convierte en el título ideal para echar unas partidas a dobles.
El protagonista es un cerdo rosado de carita angelical, que es lanzado a un campo de batalla en el cual encontramos un montón de bombas dispersas de forma aleatoria y otros porcinos que están dispuestos a acabar con nosotros. ¿El objetivo? Ponernos a lanzar artefactos explosivos como cosacos con el fin de hacerlos estallar en nuestros rivales, y a la vez, evitar que nos golpeen a nosotros. El concepto no puede ser más arcade.
Cada bomba lleva incrustado un número, que son los segundos que faltan para que explote. Si lanzamos la bomba y esta no impacta en el objetivo, comenzará la cuenta atrás (9, 8, 7, 6, 5, 4, 3...), y cuando esta llegue a cero...Boooommmmmmmmmmmmmmmm!!!!!!!!!!!!!
Mejor no estar cerca cuando esto ocurra. Imaginad el caos: un sinfín de bombas y cada una de ellas con su propia cuenta atrás, aparte de las bombas que explotan directamente por dar al objetivo. A lo mejor una bomba tarda en explotar cinco segundos y otra veinte, así que tendremos que vigilar muchos focos a la vez. Una locura!!!!!!!!!!!!!. Si una bomba explota puede hacer estallar las que tiene alrededor, así que mucho cuidado con las ondas expansivas. Además, encontramos bombas con el número rojo que van a explotar sí o sí, las cojamos antes o no.
Solo puede haber un ganador en esta guerra. Al derrotar al último cerdito me encantaba ponerme al lado de las explosiones, ya que en la transición a la pantalla siguiente, el protagonista era inmune al efecto de los estallidos. Recuerdo que me ponía como un loco a lanzar artefactos y a explotarlos contra mí mismo a modo de celebración antes de pasar a la siguiente fase.
Nos dan un tiempo límite de tres minutos para acabar con todos los enemigos. Si nos explota una bomba o se nos agota el tiempo, perdemos una vida. Contamos con un total de cuatro vidas. Si se nos acaban, retomamos la partida desde el mismo nivel en que morimos. No nos devuelven al inicio de la aventura.
Hay un total de doce pantallas. Cada tres áreas jugamos un bonus que consiste en aplastar cerditos que van saliendo por agujeros que hay dispersos en la pantalla.
Cada cerdito tiene su nombre y su color. Los más difíciles son los rosas, los plateados y los dorados que necesitan dos/tres bombazos para morir.
Si se nos acaban las bombas, un árbitro las irá reponiendo. Por la arena aparecen ítems que nos ayudan a solventar la batalla como una bonificación de 1000 puntos, un tónico para lanzar más lejos las bombas, la bola de arroz para movernos más rápido, una superbomba con más potencia que el resto y un traje que nos permite recibir un impacto de bomba sin perder vida. Por cierto, las bombas rebotan en la pared así que tened cuidado al lanzarlas para que no os convirtáis en objetivo de vuestros propios bombazos
Al acabar todos los niveles aparece un mensaje de felicitación: Congratulations!!!!!!!!!! You are the new champion pig. Luego nos tocaba poner nuestras iniciales y firmar con una carita de cerdo.
Un juego como este no necesita artificios técnicos. Basta con un par de efectos sonoros (la explosión, el silbato que marca el inicio de la partida y el crack al aplastar un cerdo en el bonus) y un cambio de color en el fondo de la pantalla para marcar el paso de una fase a otra. La arena es un espacio liso y vacío. No necesita ornamentos ni volúmenes. Lo más importante es la fluidez, que a veces falla cuando la pantalla se llena de bombas que parece que se ralentiza un poco el movimiento
Voy a ser sinceros: yo adquirí el pack Erbe 88 por el Operation Wolf. Al final, terminé jugando más con Psycho Pig que con el shooter de Taito ambientado en el campo de concentración.
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