La entrada de hoy está dedicada al The real driving simulator por excelencia: Gran Turismo. Compré el segundo juego allá por 2001, sin haberlo probado antes. Las críticas y las calificaciones en las revistas de la época fueron altísimas. Era una compra segura. Durante los primeros meses con mi Psone aguanté a base de alquileres en el videoclub. Gran Turismo 2 fue el primer título que entró a la biblioteca de la 32 bits de Sony.
Lo que más me llamó la atención en su primer momento era el plano de la ciudad. Había tantos iconos y menús que no sabía donde meterme!!!!!!!!!!. Se me hacía la boca agua pensando en la cantidad de horas que harían falta para dominar y conocer todo. Un antecedente de los grandes títulos de mundo abierto de Ubi Soft (The Crew, Far Cry, Assassin's Cread...). Un mapa así generaba una sensación de grandeza.
Recuerdo que un compañero se clase se inventó un bulo y mucha gente nos lo creímos. Él decía que se podía conducir por las calles de la ciudad para desplazarse de un sitio a otro como si fuera Driver. Hasta era posible acceder a diferentes sectores/barrios donde se encontraban los concesionarios. A medida que pasaban los días, el chaval añadía fantasía e invención (que había tráfico, que era posible chocarse con otros vehículos, atropellar peatones...). El tufo a mentira era evidente. El chaval perdió la credibilidad en el momento de mezclar simulación con sandbox, que por otra parte, era el deseo de cualquier niño de la época (disfrutar de un GTA en tres dimensiones).
Lo que más odiaba del mapa era la dificultad para encontrar las tiendas con las marcas de coches. Había cuatro puntos cardinales (norte, sur, este, oeste) que conducían a diferentes zonas en las que se ubicaban los concesionarios. Me costó un montón memorizar la localización de cada negocio. ¿Me apetecía un Jaguar? ¿A dónde tengo que ir? ¿Sur? ¿Este? ¿Oeste? Recuerdo vagamente que estaba al lado de Opel. A veces se me pasaban los rótulos teniéndolos delante de mis narices. Al final, a base de muchas horas, aprendí los menús de memoria.
¿Qué os parece si recordamos los lugares que se podían visitar en esta secuela?
SALIDA. La flecha nos lleva al menú principal en el que podemos elegir modo de juego (Gran Turismo y Arcade), y también disfrutar del editor de repeticiones y configurar las opciones
MY HOME. Es la casa de nuestro conductor. Aquí podemos comprobar el progreso del juego (no sé la cantidad de veces que miré este apartado para ver cómo subía hasta alcanzar el 100%) y ver el listado de vehículos ganados y comprados (garaje). Si queremos participar en una competición es obligatorio pasar por el hogar y ponernos al volante de un coche. Recuerdo la primera vez que fui a un campeonato y no podía entrar en la carrera porque no estaba subido en un vehículo. Me costó un poco encontrar el garaje para agenciarme el bólido.
En este apartado también encontramos un menú que nos lleva a información legal y de licencias. Nunca lo he abierto, lo reconozco jejjejeje.
CONCESIONARIOS. Son los puntos de venta de vehículos. Al empezar la aventura, apenas dispones de crédito (creo que eran 10.000, lo suficiente para comprar un coche de segunda mano). No sabéis la rabia que daba pasearse por las tiendas y ver auténticas joyas (Escudo Pikes Peak, Saleen Sr Widebody,
TVR Speed 12 Concept, Nissan R390 GT1 97, Lotus Elise GT1...) y no poder catarlos debido a la falta de money.
Si a esto le unes mi escasa cultura en el mundo de la mecánica y la conducción, está claro que el inicio de mi periplo por Gran Turismo no pudo ser más accidentado. Me pasé varias horas navegando por los menús de los concesionarios sin saber qué coche elegir. Las dudas me asaltaban. Los escasos vehículos que me podía permitir no me convencían (apenas pasaban los cien caballos de potencia), y los que más me molaban resultaban inaccesibles por la ausencia de cash. Al final me decanté por el Civic 2 Door 91.
Me llevé una decepción cuando descubrí que en los coches usados no podías cambiar el color (en los nuevos sí). Los apartados de tuneado siempre me han agobiado (no entiendo de motores, cilindradas o válvulas). El hecho de que afecten a la jugabilidad me hace ser prudente. Las transformaciones estéticas sí me gustan más, aunque al ver precios tan altos me deprimía, ya que no estaban a mi alcance.
Lo que sí me gustó de esta apartado fueron las carreras monográficas donde todos los corredores iban al mando del mismo modelo, sin tuneos ni modificaciones. Esto significa muchas horas de diversión hasta completar las marcas, amén de competiciones más igualadas, ya que nadie tenía ventaja sobre nadie.
LICENSE. Aquí nos sacamos el carnet de conducir superando una serie de pruebas de habilidad. Hay un total de cinco licencias (A, B, Internacional A, Internacional B, Internacional C). Es como un tutorial gigante de Gran Turismo 2 que nos servirá para aplicarlo luego a las carreras y dominar el control.
Las lecciones versan sobre diferentes cuestiones: aceleración y frenado, toma de curvas, superficies de tierra, curvas cerradas, curvas rápidas, frenado en giros, secuencias de curvas. Los últimos exámenes consisten en vueltas a contrarreloj en los diferentes circuitos del juego.
Recuerdo con nostalgia la primera prueba del carnet B. Nos daban un coche y debíamos acelerar a lo largo de una recta interminable para luego frenar en seco y parar el vehículo dentro de un espacio muy pequeño. Se estaba tan bien conduciendo que daba pena reducir la velocidad y al final me dejaba llevar por el frenesí y en lugar de aprobar el examen, me dedicaba a correr como un loco.
En cada reto debemos superar tres marcas, a cada cual más difícil (bronce, plata y oro). Para obtener el certificado (y por ende, participar en los grandes premios) basta con ganar la medalla de bronce. Si nos esmeramos en alcanzar la perfección, obtendremos como premio vehículos muy jugosos. Por ejemplo, el Honda S2000 si nos llevamos el oro en el carnet B.
GO RACE. Es la entrada a los grandes premios. Aparte de la liga Gran Turismo (que incluye eventos en todos los circuitos del juego, a veces con limitaciones de potencia, ya que si sobrepasamos X número de caballos no podemos jugar), hay competiciones de rally (sobre tierra) y largas carreras de resistencia en las que podemos estar conduciendo más de dos horas seguidas.
Me encantaba ver el letrero con el premio (10.000 créditos, 20.000 créditos). En los primeros compases del juego se me hacía la boca agua viendo cantidades tan desorbitadas de dinero. A veces empezaba la casa por el tejado y me empeñaba en participar en carreras imposibles para la mierda de coche que tenía
Recuerdo apuntarme a los 200 kilómetros de Apricot Hill para arañar los diez mil créditos de la cuarta posición. Imposible. Contemplaba impotente cómo mi chatarrilla quedaba último sin contemplaciones.
Me encantaba la opción de ver una retransmisión de la carrera, como si fuera un espectador y jugar con los diferentes planos de la cámara. Daba la sensación de que estaba viendo una carrera de Fórmula Uno
Además, nos dejaban probar el coche en el circuito antes de iniciar el evento, ver la lista de rivales o cambiar las piezas de nuestro vehículo
MACHINE TEST. Es el lugar ideal para probar el rendimiento de nuestro coche. Se trata de una pista ovalada, con dos largas rectas de alta velocidad y dos curvas peraltadas. El ruido del motor se comía al tema musical, que pese a sus tintes rockeros, apenas se dejaba notar. En comparación a otros escenarios, el evento de prueba parecía más nuboso y oscuro
El circuito era perfecto para obtener dos datos fundamentales: la velocidad máxima y la capacidad de aceleración del vehículo. En unos pocos metros, el bólido rendía al 100%.
CAR WASH: Varios compañeros de clase, poseedores del juego, debatimos sobre el tema del lavado del vehículo. Algunos decían que el coche brillaba más en las repeticiones, se veía más limpio e incluso la aerodinámica mejoraba al pasar por el lavadero. Otros no percibíamos esa supuesta pulcritud, por más que nos acercábamos a la pantalla. Era una manera tonta de perder 50 créditos. En Gran Turismo 3 se añadió la opción de cambiar el aceite.
Lo que sí molaba era la melodía, de corte alegre y rápida, que rozaba el country y el cine de Charles Chaplin.
WHEEL SHOP. Si os digo la verdad, nunca pasé al taller de llantas. La parte mecánica me daba pereza. Había nueve marcas diferentes (Bridgestone, Dunlop, BBS, Falken, Speedline Corse...). Realmente solo servían para mejorar el aspecto del coche, con diferentes tamaños y estilos de rueda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario