domingo, 21 de julio de 2024

Cachitos de Camelot Warriors

La entrada de hoy está dedicada a un clásico de la edad de oro del software español: Camelot Warriors. El juego fue publicado en 1986 para MSX, Spectrum y Amstrad por Dinamic. La versión de Commodore 64 corrió a cargo de Opera Soft. 

El protagonista es un caballero medieval que porta espada y armadura. ¿Su objetivo? Adentrarse en tierras de Camelot con el fin de localizar cuatro objetos procedentes del futuro y llevarlos hasta los guardianes de cada región para que los destruyan. La presencia de estos enseres pertenecientes a otras etapas de nuestra historia traerá terribles consecuencias para el imperio del rey Arturo. Encontradlos y deshaceros de ellos antes de que sea tarde!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

El héroe cuenta con dos habilidades básicas: salto y espadazo. También puede transformarse en rana en las zonas de agua. Contamos con una decena de vidas que iremos perdiendo cada vez que nos rocemos con un enemigo. La aventura es difícil, pues el arma solo alcanza hasta una determinada altura y los saltos están preparados para ser ejecutados al milímetro. 

¿Qué os parece si recordamos algunas pantallas emblemáticas de Camelot Warrios? El mundo de Camelot se divide en cuatro regiones, y cada una de ellas consta de varias pantallas interconectadas. La mayoría son fijas. Hay que alcanzar el lateral derecho/izquierdo o lanzarse por un precipicio para que el scroll avance y podamos ver qué paisaje viene después. En algunos tramos el scroll se mueve de forma automática en horizontal (todo un avance para la época). 

El mapa no es tan extenso como el de Couldron 2 o Freddy Hardest, pero está lleno de peligros. 


Empezamos con la pantalla de título. Entre dos enredaderas aparece rotulado el nombre de la compañía (Dinamic), la fecha de producción (1986) y el nombre del desarrollador y responsable tecnológico. ¿Os suena Víctor Ruiz? Ahora es director de la empresa Lakento. 

Tampoco nos podemos olvidar de la mítica opción de jugar con teclado o con Joystick. 


Nada más comenzar la aventura aparece el protagonista en el bosque. En el lado izquierdo encontramos un árbol frutal con moras. En una plataforma elevada del lado derecho, observamos el primer objeto: el fuego que no quema (una especie de bombilla). En medio, un insecto de colores sobrevuela la pantalla


Justo debajo, está el primer guardián. Se trata de Aznah el Druida, junto a su caldero mágico que emana unas burbujas azules. Los enemigos de esta sección son un pajarillo y una tortuga.


Esta es la pantalla del lago. Sobre la superficie del agua hay flores y en la orilla, una planta piraña con varias cabezas que no paran de moverse. El héroe tiene que subir por una pared rocosa que le lleva a la montaña. Me encanta el detalle de la burbujita flotando!!!!!!!!!!!!!

 
En el techo de la elevación encontramos una criatura verde bípeda que a me transmitía muy mal rollo


Una vez encontremos el fuego que no quema, Aznah nos convierte en rana. Podremos hundirnos en el interior del lago y bucear. Así llegaremos al mundo submarino.

En esta región predominan los tonos oscuros, ya que la luz del sol no llega a los abismos del fondo. La fauna acuática es variada y peligrosa. En la primera pantalla encontramos dos medusas amarillas y un pez de colores. Tampoco faltan algas y piedras en el suelo, a modo de decoración. 


Debemos explorar el lago en busca del segundo ítem, que es el espejo de la sabiduría. Su aspecto evoca al de una televisión de los años noventa jeje. Al fin y al cabo se trata de objetos intrusos que no encajan en un mundo medieval, pues pertenecen a la historia más contemporánea. 

En este rinconcito los peces han crecido de tamaño. Por cierto, el efecto estalactita de los techos da una brillantez enorme al escenario. 


El guardián del segundo mundo es Kindo, hermano del dios Neptuno. Aparece sentado en su trono con su tridente. 


Una vez le entreguemos el espejo de la sabiduría, nuestro héroe recupera la forma de caballero del VII y será trasladado a las grutas. En esta región predominan los tonos marrones y el terreno rocoso. Entre las criaturas que habitan la región se encuentran las mismas del bosque: pájaros, tortugas, bípedos...


El tercer objeto que debemos recoger es el elixir de la vida. Su aspecto externo es el de una lata de coca cola. Esta se encuentra protegida por dos muros, en una caverna con rejas y una hoguera. 

Os cuento una anécdota. La primera vez que jugué a Camelot Warrriors pensé que había que destruir el pilar para llegar al bote de cola y me puse como un loco a golpear la piedra con la espada. ¿Cuál fue el resultado? La pared no se rompía ni a tiros!!!!!. Un primo mío me dijo: Ángel, no hace falta destrozar el muro porque puedes atravesarlo sin problema. Y así fue. Mi caballero pudo llegar al elixir como si no hubiera obstáculo. Qué tonto fui!!!!!!!!!!!!!!!!!


Este paraje también me gusta mucho. Una cripta con un foso de agua en medio, un liquen y algunas aves rondando por ahí. 


El tercer guardián es Azomik un dragón verde. Habita en un estanque. Solo asoma su cabeza del agua. El resto del cuerpo lo tiene sumergido. A cambio del refresco, nos llevará al castillo de Camelot


El cuarto mundo se desarrolla en el interior de la fortaleza del rey Arturo. Es el escenario más detallado y ornamentado. En el hall nos recibe un fantasma, un ratón y un pájaro. 

El decorado está lleno de mobiliario y atrezo (columnas, sillas, una mesa, armaduras, candelabros...).


Debemos ascender por una habitación con detalles arquitectónicos muy chulos como bóvedas de medio punto, típicas del arte románico. 


El cuarto y último ítem es la voz del otro mundo. Para los más modernos, un teléfono. Se encuentra en la parte  más alta del palacio, en una habitación con muebles y candelabros. 


Cruzaremos por el comedor real. Podía haber hecho la mesa redonda en honor a los caballeros del Rey Arturo en vez de alargada!!!!!!!!!!! Aun así me quedaba embobado con el diseño


Tras varios salones con enemigos, subimos unas escaleras. Su aspecto es un tanto "modernista" jejejje. 


Otro tramo de escaleras con una vidriera de colores en la pared, y un rosetón. Las ratas gigantes pululan por ahí amargándonos el último tramo de la aventura


Llegamos a la antesala del trono. Una galería con columnas, arcos, vidrieras y lámparas. Se nota el lujo y la ostentación. 


Finalmente llegaremos al salón del rey Arturo. Su aspecto es delgaducho y desgarbado como el de Don Quijote. En lugar de trono, veremos una silla normal y corriente. El componente paródico es evidente


La última pantalla contiene el desenlace de la aventura, que no puede ser más quijotesca.

En realidad, el verdadero protagonista del juego es un cantante de rock que se aficiona a las películas de ambientación medieval, hasta el punto de obsesionarse con ellas (al igual que el héroe cervantino con la novela de caballería). Apenas sale de casa y se relaciona con la gente. En definitiva, se vuelve un poco loco. 

Un día estando en la cama tiene un sueño: se ha convertido en un héroe que debe realizar una gran gesta en el reino de Camelot, con elementos típicos medievales (la espada, la armadura...) y otros modernos (la coca cola, la televisión...). Todo ha sido producto de una horrible pesadilla, como Los Serrano jejjeje





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