miércoles, 10 de septiembre de 2025

El castillo de arena de Treasure Trove Cove en Banjo Kazooie: el portal de los trucos


Todos los lectores conocéis mi pasión por Banjo Tooie. Muchas entradas del blog han estado dedicadas a la secuela de la aventura de Rare protagonizada por el oso y el pájaro. Sin embargo, muy pocas veces hemos hablado de su primer juego: Banjo Kazooie. Aunque no es tan grande, ni tan colosal, ni alberga tantos ítems secretos, ni tantas conexiones entre mundos, ni minijuegos, ni habilidades, ni jefes finales la experiencia resulta mucho más directa, sencilla y apetecible. Ya lo dijo alguien: menos es más. 

Banjo Kazooie nació al amparo de Super Mario 64. La mecánica era idéntica: una zona central (en vez del castillo de Peach, la fortaleza de Gruntilda), ocho mundos variados (montaña, playa, caverna, nieve, desierto, ciénaga, mansión encantada, puerto industrial y bosque de las cuatro estaciones) y en cada uno de ellos objetos que recolectar (en vez de estrellas como en la aventura del fontanero, piezas doradas de puzle llamadas jiggys, aunque también había jinjos, notas musicales o calaveras de Mumbo). 


Creo que es de justicia dedicar un post al primer capítulo de la franquicia. A pesar de que los diálogos están en inglés y resulta imposible perderse en los escenarios, el carisma y la magia de Rare hicieron su trabajo, dando como resultado una de las obras más sobresalientes de Nintendo 64. 


Nos vamos al mundo número dos, Treasure Trove Cove, que se ambienta en una preciosa cala de arenas finas, aguas cristalinas, palmeras, acantilados y arcos marinos comidos por la erosión. En un escenario como este encontramos elementos como barcos piratas, cofres de tesoro con dientes, cangrejos gigantes, tiburones que nadan bajo el océano, un faro en lo alto de la montaña, islotes, y una torre en espiral

Mi sección favorita fue la del castillo de arena. Este se sitúa dentro de una hondonada cubierta por agua, justo al lado del mar. 


En el interior de la fortaleza se encuentra una pieza de puzle. Lo primero que hay que hacer es drenar el agua para acceder dentro de la edificación. 

En una repisa cercana al fuerte de arena encontramos un cubo de juguete con vida propia, similar al que usan los niños con la pala cuando van a la playa. Este cubo es muy cuqui, con ojos saltones y no para de moverse y saltar de un lado a otro. Con la habilidad de disparar huevos por el "culo" que tiene Kazooie, debemos encestar dos huevos dentro de la cubeta. Si tenemos puntería, el barranco se vaciará de agua y los héroes podrán acceder al castillo. 


Dentro encontramos un panel con baldosas que llevan letras del alfabeto incrustadas (la A, la B, la C...). Tenemos cien segundos para teclear el nombre del juego BANJO KAZOOIE. Si somos rápidos, una reja se abrirá dentro de la cual encontramos un jiggy dorado. 

Hay una variante de esta prueba en el concurso-tablero de Gruntilda, hacia el final de la aventura, justo antes de combatir contra la malvada bruja. En esta competición debemos responder preguntas sobre el juego y superar diferentes minijuegos en versión difícil. Uno de los retos versa sobre el castillo de arena y resulta bastante desafiante: hay que escribir el nombre del videojuego al revés (es decir EIOOZAK OJNAB). A mí me resultaba muy incómodo tener que visualizar las grafías a la inversa sin errar, ya que el cronómetro es muy ajustado. Como seamos lentos o fallemos en alguna letra, no nos dará tiempo. 


Se trata de un ejercicio de fluidez mental y rapidez. A veces, debido a los nervios, me temblaba la mano y el pico de Kazooie no caía sobre la baldosa que quería activar. Un desastre!!!!!!!!!!!!!

Este enclave de Treasure Trove Cove es fundamental para la activación de trucos secretos, que facilitan un montón la aventura, pero también nos puede dar un dolor de cabeza si nos equivocamos al introducir los códigos, ya que nuestra partida puede quedar borrada. Mucho cuidado!!!!!! A mí me pasó y al final tuve que iniciar la aventura cuando estaba a punto de abrir Click Clock Woods. La avaricia de obtener trucos me llevó al desastre. 


Como si se tratara de un SMS debemos escribir (a base de picotazos de Kazooie) la palabra CHEAT, y luego el código correspondiente. Había trucos para tener plumas y huevos infinitos, oxígeno ilimitado en las fases de agua, paneles de energía de miel al máximo, vidas a tutiplén, calaveras de Mumbo al cien por cien. Algunas secuencias producían deformaciones en los sprites (ver a Banjo más gordo o delgado, con manazas, cabezón, con extremidades desproporcionadas e incluso transformado en lavadora, que es un adelanto al disfraz de las industrias Grunty de Banjo Tooie). 


También había trucos que nos permitían abrir las puertas de notas musicales en la guarida de Gruntilda o la entrada a mundos posteriores aunque no tuviéramos el número de piezas de puzle necesarias para acceder a ellos. 

Si insertamos mal un código, Grunty aparece en pantalla advirtiéndonos del peligro que corren nuestros archivos. 


Unos años después, Banjo Tooie recuperó el mismo sistema de trucos pero en lugar de utilizar el pico de Kazooie, debíamos usar la mirilla para apuntar en primera persona sobre un panel gigante con las letras del abecedario. Todo esto se hacía en una habitación secreta que se ocultaba tras una piedra que había en la base de una pirámide del templo maya. Debíamos destruir la roca transformándonos en Goliat. En el interior teníamos libertad para teclear los códigos, los cuales se obtenían recuperando pergaminos que se encontraban escondidos en los diferentes mundos, y que eran propiedad del libro Cheato. 


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