Al margen de los conciertazos videojueguiles, no hay duda de que la música es uno de los motivos que mayor inspiración me produce a la hora de escribir entradas para el blog. El arte sonoro y el arte gamer, una combinación apasionante y explosiva.
A finales de los setenta y comienzos de los ochenta, muy pocos juegos incorporaban melodías. Tan solo disponíamos de un inventario limitado de efectos sonoros para recrear golpes, choques, motores, caídas, disparos, fracasos y éxitos. Las bandas sonoras eran solo cosa del cine.
Pole Position, ejemplo de cómo un efecto sonoro (ruido del motor) configura la banda sonora
Sin embargo, poco a poco los videojuegos empezaron a cuidar las puestas en escena gracias a la mejora de los parámetros técnicos de las consolas y ordenadores: pantallas de presentación, escenas estáticas, música, diálogos, variedad cromática, personajes con diseño en lugar de meras siluetas...
A la hora de incorporar canciones, las compañías podían hacer dos cosas:
-Tirar por la faceta creativa, y diseñar un tema nuevo, exclusivo para el juego. El jugador se encontraba con una melodía inédita.
-Recurrir a temas clásicos y populares, conocidos por todos, y añadirlos al juego con pequeños arreglos. En definitiva, hacer una versión de algo ya hecho.
Crear o recrear...esa es la cuestión
Para el post de esta tarde vamos a quedarnos con la segunda opción. Muchos títulos de Atari recurrieron a piezas de hondo calado popular, que los jugadores más cultos y avispados identificaron al instante. Es bonito escuchar en un videojuego melodías que ya conoces y que el ritmo musical quede fusionado con el ritmo jugable.
En Brisles (1983), Crystal Castles (1984) y Spiky Harold (1986), tres clásicos del plataformeo, se puede escuchar un fragmento de El Cascanueces, cuento de hadas y ballet compuesto por Tchaikovsky en los años noventa del siglo XIX.
Gracias a los videojuegos conocí El cascanueves y supe quién fue Tchaikovsky
En el primer título, manejamos a un pintor que debe dar color a las paredes de una vivienda utilizando las escaleras y los ascensores para llegar a las diferentes zonas. El segundo, es una especie de Pac-Man. Y el tercero, está protagonizado por un simpático erizo que debe comer todo lo que se encuentre en su camino antes de iniciar la hibernación. Hasta se puede emborrachar!!!!!!!!!
La cabalgata de las Valkirias, compuesta por Wagner en los años cincuenta del siglo XIX, y estrenada en 1870, configura la banda sonora de dos shooter clásicos: Alien Ambush y Satan Hollow. El segundo me gustó mucho. Nos enfrentamos a unas gárgolas. A medida que las derrotamos se van formando unos puentes sobre el río de lava. Esto nos permitirá llegar a Satanás y enfrentarnos a él en un épico combate
El siguiente tema ya os lo puse en un concierto videojueguil el pasado verano. Pertenece a la película Beverly Hills Cop (Un policía suelto en Beverly Hills) de 1984. Se titula Axel F. Y su creador es Harold Faltermeyer.
La escuchamos en tres títulos de naves: Air Rescue (1984), Dawn Raider (1988) y Planet Attack (1989). En el primero, manejamos un helicóptero que debe rescatar rehenes y devolverlos a la base. El segundo destaca por sus escenarios angostos, plagados de trampas y enemigos. Recuerda más a un plataformas que a un shooter espacial. En el último la pantalla se divide en dos partes: en una, aparece el vehículo disparando y lanzando torpedos. En la otra, las manos del conductor en el puesto de control.
¿Os acordáis de la música de Montezuma Revenge? El primer metroidvania de la historia posee una melodía inconfundible. Las correrías de Panama Joe por las laberínticas ruinas del templo renacentista de Montezuma II, están aderezadas por las notas de Julius Wechter para el trompetista Herbert Alpert Goldberg en 1962. Se trata de Spanish Flea.
Me encanta recoger joyas, alcanzar la bóveda final de cada nivel, usar antorchas, espadas y amuletos y esquivar trampas (puertas láseres, suelos frágiles, hoyos ardientes, correas...) al son de los acordes de la melodía:
Henry's House es un juego de plataformas desarrollado por Chris Murray para la Familia Atari de 8 bits y Commodore 64. ¿El objetivo? Guiar al protagonista a través de las diferentes habitaciones de una casa en busca de una llave que permita encontrar la salida a la siguiente dependencia. El camino está lleno de peligros domésticos: tostadoras, teteras, cafeteras...
Si afinamos bien el oído identificaremos un conocido verso de una canción patriótica británica:
Rule Britannia! Britannia rule the waves. Britons never never never will be slaves.
Durante los años de la Fiebre del Oro del siglo XIX, se hizo muy popular en California el tema Oh my darling Clementine. Unos lo atribuyen a Percy Montrose. Otros, a Barker Bradford. Lo único claro es el origen, ya que procede de la balada española "¿Dónde vas, buen caballero?", que fue transmitida a los mineros norteamericanos por los buscadores de oro mexicanos.
Por eso no es de extrañar que Bill Hoge se decantara por esta emblemática melodía para dotar de ritmo a su Miner 2049er, título que en su época se codeó con el gran Donkey Kong: diez pantallas en las que debemos colorear las diferentes secciones del suelo de la mina.
¿Sabíais que el tema central de Spy Hunter (1983) procede de una conocida serie de detectives que la NBC retransmitió entre 1958 y 1961? Se trata de Peter Gunn. Su creador, Henry Mancini, fue premiado con un Emmy y dos Grammy.
Nosotros tuvimos el honor de conocerla, escucharla y disfrutarla pilotando el Interceptor, vehículo que se transformaba en coche, motocicleta y lancha y disponía de un completo arsenal de armas y defensas. ¿El objetivo? Superar una serie de misiones: llegar a tiempo a un lugar, escoltar otro vehículo, destrozar a los coches rivales...
Hace dos años, en pleno confinamiento por la pandemia del COVID, hablamos de la banda sonora del genial Rabbit Transit, que tuve el placer de jugar en Atari 2600.
Mientras el conejo protagonista esquiva serpientes y colorea las plataformas, podremos deleitarnos con los acordes de London Bridge is falling down, canción popular infantil que todos hemos tarareado en las clases de inglés. Cuando el héroe complete un nivel se escuchará un mítico de las fiestas cumpleañeras: Es un muchacho excelente.
Volvemos a la música clásica. Tocata y fuga en re menor es una pieza barroca para órgano compuesta por Johann Sebastián Bach en algún momento entre 1703 y 1707.
Lo escucharemos al inicio de Gyruss, un matamarcianos publicado por Konami en 1983. Su diseñador, Yoshiki Okamoto, ya había triunfado con Time Pilot, y tras varias desavenencias con la compañía acabó en Capcom, con éxitos como 1942 o Street Fighter 2: The World Warrior
Un grupo de rock instrumental anglo-australiano (Sky) colaboró en la adaptación electrónica del tema de Bach. El resultado es una versión más dura, estéreo y rápida que la original.
Johann Sebastián Bach también estuvo presente en Landscape, publicado en 1984 por Tracy Lagrone y Richard E.Sansom. En este shooter en 3D manejamos una nave que debe recorrer cierta distancia hasta alcanzar una gran torre. Por el camino podrá disparar a los objetivos, acelerar la velocidad o tomar los campos de fuerza.
El acompañamiento musical no puede ser mejor: el concierto para clavicordio número 1 en do menor. Me encanta!!!!!!!!!!!!!!!!
Tapper, el videojuego de Midway protagonizado por un camarero que sirve cervezas en su taberna está cargado de referencias musicales reales: el Can-Can, Oh Susana. Ya hemos hablado alguna vez.
Hoy me quedo con otro de sus temas: Buffalo Gals, canción tradicional estadounidense escrita en 1844 por el juglar de raza negra John Hodge. También se la conoce como Lubly Fan. Los trovadores llevaron la pieza por todo el país, adaptando la letra al lugar: New York Gals, Boston Gals, Alabama Girls.
La letra original alude a aquellas mujeres que se ganaban la vida bailando y actuando en burdeles, bares y antros del distrito de Canal Side, lugar famoso para marineros, tripulantes y cargueros, ya que era en esta zona donde cobraban su salario, y de paso, se lo gastaban en chicas de compañía jejjee.
Cerramos el post con un tema del compositor impresionista francés Claude Debussy, que en 1908 hizo esta pieza para piano inspirándose en su hija pequeña de dos años, Claude-Emma Debussy (Chouchou). Se trata de El cakewalk de una muñeca negra, melodía enérgica y vivaz protagonizada por unos niños que pintan el cuadro de la muñeca mientras ejecutan unos extraños pasos de baile.
La canción aparece en Mouse Trap, un clon de Pac-Man. El protagonista es un ratón que se mueve por un laberinto recogiendo bolas de queso, mientras esquiva a los enemigos (gatos). En caso de necesidad podemos utilizar cuatro huesos que hay dispersos por el escenario contra los rivales. El efecto es similar a las bolas energizantes del título de Namco. La única diferencia es la presencia de puertas para pasar de un lado a otro de la arena, y teletransportadores en las esquinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario