viernes, 19 de agosto de 2022

Pinceladas gamers en mis vacaciones de verano

El pasado domingo regresamos a casa después de una semanita en la playa. Siete intensos días en Torrevieja (Alicante) en los que ha habido un poco de todo: baños, helados, ferias, paseos, comilonas al lado del mar, explosiones de calor nocturno, paellas...

Aunque en vacaciones desconecto de las consolas y los videojuegos, la sangre gamer no deja de correr por mis venas. Aprovecho cualquier mínima ocasión para poner en relación la realidad circundante con mis sagas y títulos favoritos.

Al lado del puerto, hay una pequeña feria con atracciones de montar, casetas de juegos, puestos de ropa y accesorios, churros, gofres, patatas asadas, helados, futbolín...En definitiva, el lugar ideal para pasar la noche y disfrutar del ambiente. 

Paseando por la zona me topé con la típica garita de lanzar dardos. ¿El objetivo? Explotar tres globos de colores. No hay lugar para el error: tres dardos, y tres globos. Como falles alguno, te quedas sin premio. Puntería, tesón y nervios de acero son fundamentales para la victoria. El mínimo error cuenta. 

Mi amigo Marce fue el primero en intentarlo. Dos de tres. Mecachis en la mar. Se quedó cerca. El fallo de la primera tirada le condenó el resto del juego. Con lo bien que explotó el segundo y el tercer globo!!

Después llegó mi turno. Desastre total. No exploté ni uno. Mis manos me temblaban cosa mala. Los tres dardos se clavaron en la intersección entre dos globos. Las pruebas de destreza no son lo mío. 

Finalmente entró mi padre. Y dio el campanazo. Explotó los tres globos, casi sin inmutarse. Uno detrás de otro, en apenas veinte segundos. No se lo pensó dos veces. Correcto, correcto y correcto. 

Ahora llegaba mi parte favorita: elegir el premio. Había dos muñecos que me llamaron especialmente la atención. Como apasionado del mundo gamer no podía dejar pasar. Me decían: cógeme, cógeme jejejje

-El primero, dos peluches de Mario y Luigi, los emblemáticos hermanos de Nintendo. Desde su primera aparición en Mario Bros (1983), nos han acompañado en multitud de eventos: partidos de golf y tenis, carreras de karts, títulos plataformeros, RPGs, party games. 

¿Cuál era el problema? Al ser dos figuras inseparables, había que ganar dos veces el juego, y explotar ni más ni menos que seis globos. No quería poner en un aprieto a mi progenitor. Bastante proeza ya hizo lanzando esos tres dardos en el punto exacto

-El segundo premio era un Spider-Man, mi héroe favorito de Marvel. Y para este, bastaba explotar tres dardos. No lo dudé ni un segundo. Me lo tenía que llevar sí o sí. 

La skin del Hombre Araña la utilizo habitualmente en Fornite. Desde que la gané la temporada anterior no me la he quitado en ningún momento. Solo Indiana Jones me ha tentado a despojarme del traje de mi Spidey durante un par de tardes. 

He probado casi todos los títulos modernos del superhéroe arácnido. Mi partida de Spider-Man 2 ronda las treinta horas. Algunas misiones las recuerdo con una nitidez total, como aquella en la que tenías que rescatar a varias personas de un teatro en llamas. 

Al año siguiente salió Ultimate Spider-Man y aunque no fue tan magno, me encantaron sus gráficos en cell shanding con una estética cercana al cómic.

También jugué a los Spider-Man de Psone. En el primero, si el héroe se balanceaba demasiado bajo caía en una niebla amarilla y perdía la partida. En Spider-Man Enter Electro, el protagonista bajaba al suelo y se movía por las calles de la ciudad. 

Dado el historial, está claro que el bueno de Spidey tenía que venirse conmigo. Y aquí está, flamante y reluciente presidiendo mi habitación. 

Aparte del Hombre Araña, en algunas casetas había unos peluches de Sonic muy monos que la gente se llevaba. 

En este caso, el objetivo era meter gol en unas porterías custodiadas por unos porteros que no paraban de girar boca arriba y boca abajo. Un niño alemán nos dejó con la boca abierta. Su puntería al encajar la pelota a puerta era pasmosa. Evidentemente, ese premio no estaba a mi alcance. Mis escasas dotes en el mundo del fútbol se unen a un calzado que en ese momento era poco práctico. Las sandalias no ayudan mucho jejeje. 

En algunos puestos de la feria venden camisetas muy chulas. Algunas con motivos gamers. El verano pasado me compré una del capitán América. Hoy la tengo un poco desgastada en la estrella blanca. De todas formas, la sigo utilizando para ir a la piscina o la playa. Es una como esta: 

Mi colega se compró otra del Fornite muy chula. Es como esta pero en verde: 

Y este año le he regalado una del Joker. Es su personaje favorito de Injustice 2

Tampoco me puedo olvidar de las típicas máquinas de juegos con figuras del Tetris. Todo estaba hecho a base de cuadrados pequeños. Había títulos de Space Invaders, Snake o Racing 112, aparte del clásico de alinear figuras.  

A veces aparecían figuras atípicas en forma de Z, U, L, +, muy difíciles de encajar.


Me alegra saber que todavía se venden este tipo de maquinitas retro. 

Por el paseo marítimo de Torrevieja es frecuente encontrarse músicos callejeros que se dedican a cantar e interpretar sus temas de terraza en terraza, por los diferentes restaurantes del pueblo. Una noche mi madre y yo nos fuimos a cenar a una pizzería. Había mesas libres en el exterior, así que nos quedamos fuera. En esto que pasa un señor con una guitarra cantando el famoso tema italiano Bella Ciao.


Esta canción se hizo famosa durante la Segunda Guerra Mundial, ya que fue el himno de la resistencia antifascista y los partisanos. No obstante, la composición data de mucho antes. Ya en el siglo XIX era cantada por las mujeres mondina, unas señoras que se dedicaban al cultivo del arroz y protestaban por las duras condiciones de su trabajo. 

En cuanto la escuché se me vino a la cabeza el reciente Road 96. El protagonista se encuentra a Zoe en un campamento y ambos interpretan el famoso tema durante una velada nocturna con la guitarra. Es mi escena favorita del juego. 



Además de los músicos, también encontramos dibujantes que hacen caricaturas a pie de playa. Uno de ellos hizo un retrato de la Princesa Daisy que me encantó.

Y por último, os cuento una anécdota de mis vacaciones de juventud. Corría el año 2002. Era mi primer verano en Torrevieja. Paseando por el pueblo, me encontré un ventanal abierto. La gente suele dejar las ventanas abiertas con las cortinas corridas para que entre la brisa del mar, así que es posible ver lo que hay en el interior de las viviendas. Un día decidí cotillear. Miré por la ventana y vi a un chaval jugando a la Nintendo 64 y el título que salía en la pantalla era Mickey's Speedway USA, en el circuito del Gran Cañón del Colorado


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